Las elecciones de 2015 significaron el fin del sistema electoral argentino como lo conocemos hoy. O al menos eso cree parte de la clase política. Las demoras de hasta cinco horas para conocer los resultados nacionales, las múltiples irregularidades denunciadas en los comicios provinciales de Tucumán y los casos de robos de boletas vistos en todo el país terminaron por convencer a muchos de que el tradicional sistema de votación a través de papeletas de cada partido cumplió un ciclo. La cuestión ahora es alcanzar un consenso para lograr una reforma electoral que minimice los tiempos de espera, impida algunas irregularidades y, en la medida de lo posible, garantice una mayor transparencia en la organización de las votaciones.
Con ese objetivo, el gobierno nacional dará comienzo este jueves a una serie de reuniones para avanzar en la construcción de un proyecto consensuado de reforma electoral. A las 11 de la mañana, el ministro de Interior, Rogelio Frigerio, y el secretario de Asuntos Políticos y Fortalecimiento Institucional de la Nación, Adrián Pérez, se reunirán con los ministros de Gobierno de cada provincia para presentarles sus ideas y empezar la discusión con la idea de mandar al Congreso un proyecto de ley entre marzo y abril para que sea sancionado antes de que comience el próximo año electoral en 2017.
Esta semana, el ex diputado nacional recibió a Infobae en su despacho del Ministerio del Interior y adelantó los tres ejes de la propuesta que llevará al encuentro de hoy:
LEA MÁS:
1) Boleta Única Electrónica o de papel
Mauricio Macri está convencido de que el sistema de boletas de cada partido debe dejar de ser utilizado. Las demoras que implica para el escrutinio, el habitual robo de papeletas y las dificultades para su distribución y fiscalización invitan a pensar en nuevos mecanismos. El Gobierno tiene una preferencia clara: su intención es implementar un mecanismo similar al de la Boleta Única Electrónica (BUE) utilizado en las elecciones porteñas y salteñas. Ante quienes advierten sobre las posibles fallas en la seguridad del sistema, sus defensores argumentan que se trata de una suerte de impresora en la que los ciudadanos imprimen sobre una boleta especial el candidato seleccionado en la pantalla. Luego, a la hora del escrutinio provisorio, las autoridades de mesa pueden realizar el recuento de manera más ágil con la lectora digital que acompaña a cada máquina.
Antes de la reunión de este jueves, Adrián Pérez tuvo una serie de conversaciones preliminares con gobernadores y legisladores de distintas provincias para conocer su posición. Algunos, como los representantes de Catamarca, Santa Fe o Tierra del Fuego, confirmaron su predisposición a discutir un cambio en las reglas de juego. Otros, como San Luis, Córdoba o Salta, anticiparon que están dispuestos a avanzar en la implementación de un sistema similar a la BUE, mecanismo que ya se utiliza en sus distritos o tienen intención de incorporar. Pero un grupo de dirigentes del peronismo puso reparos. Aunque hubo algunos cuestionamientos técnicos, la mayoría de las quejas estuvieron dirigidas al hecho de que se quiera eliminar un mecanismo que forma parte de la tradición política rioplatense, como es el sistema de boletas. Sin ellas, los militantes no podrán hacer campaña con el reparto de boletas en la calle o casa por casa, argumentaron.
Si no hay posibilidad de avanzar con la BUE, el gobierno nacional asegura estar dispuesto a que una boleta única de papel similar a la que ya se usa en Santa Fe o Córdoba sea implementada.
2) Ordenamiento del cronograma electoral
El 2015 marcó también un punto de inflexión en cuanto a la cantidad de elecciones. En abril, Salta fue la primera provincia en ir a las urnas. En noviembre, el país cerró el año electoral con el ballotage presidencial. En el medio, decenas de comicios nacionales, provinciales y municipales se distribuyeron a lo largo del calendario. Algunos distritos, como la Ciudad de Buenos Aires, debieron ir hasta seis veces a las urnas, debido a las primarias, elecciones generales y segunda vuelta que hubo tanto a jefe de Gobierno como a nivel nacional.
La idea del gobierno nacional es unificar lo más posible ese cronograma. Aunque la Constitución establece que es potestad exclusiva de las provincias definir cuándo elegir a sus representantes, en Cambiemos esperan poder lograr algún tipo de acuerdo de buena voluntad con los gobernadores para lograr reducir al máximo la cantidad de fechas. En la medida de lo posible, su intención es que las provincias hagan sus elecciones todas el mismo día o bien junto con las nacionales.
Algunos distritos como Salta, Chaco o la Ciudad de Buenos Aires tienen comicios desdoblados de los nacionales por ley. Otros, como la provincia de Buenos Aires o Santa Cruz, los tienen unificados. Para lograr un cronograma que contemple todos los casos, la idea del Gobierno es proponer cuatro grandes fechas: primarias nacionales, primarias provinciales, comicios generales nacionales y comicios generales provinciales.
De conseguir que el paquete electoral sea aprobado, Cambiemos tiene intención de llevar una reforma similar a cada distrito. Según explicó Adrián Pérez a Infobae, "la idea es que los principios que son eje para esta reforma puedan ser trasmitidos a las provincias". "Tienen su autonomía con respecto al régimen electoral, pero creo que podemos trabajar juntos para tener un régimen más trasparente y fiable", detalló. Al menos en la provincia de Buenos Aires, donde gobierna María Eugenia Vidal, el debate está garantizado.
El Gobierno necesita el voto de 129 diputados y 37 senadores para aprobar la reforma
3) Creación de un ente electoral autónomo
Hoy, la organización de las elecciones está a cargo de la Dirección Nacional Electoral que depende del Gobierno. El desnivel que significa que el partido gobernante sea también el encargado de organizar los comicios quedó en evidencia el año pasado, cuando Cristina Kirchner decidió pasar la oficina del Ministerio del Interior a la órbita del Ministerio de Justicia porque Florencio Randazzo se perfilaba como precandidato presidencial y sus decisiones podrían ser objetadas.
Sobre este punto es sobre el que menos definiciones hay. En principio, la intención del gobierno nacional es que la organización de los comicios dependa de un ente autónomo, pero los detalles deben todavía ser discutidos. Cómo se elegirán sus autoridades, de quién dependerá la nueva oficina electoral y cuáles serán sus funciones son apenas algunas de las cuestiones que deben ser definidas en las reuniones.
El encuentro de este jueves con los enviados de las provincias es el puntapié inicial de la serie de reuniones que Adrián Pérez mantendrá para escribir el proyecto de ley. La semana que viene, recibirá a los representantes de los principales partidos políticos para escuchar sus propuestas y objeciones. Luego, habrá encuentros con académicos, jueces y organizaciones no gubernamentales.
"Las reformas electorales requieren una mayoría calificada de la mitad más uno de los miembros. Siempre es bueno hacer las reformas en años no electorales para poder discutirlo de manera tranquila y llegar con un consenso importante. Vamos a trabajar para tener el mayor nivel de adhesión posible", explicó Adrián Pérez a Infobae.
Como toda reforma electoral, los cambios necesitan de una mayoría especial en el Congreso. Es decir, 129 legisladores en Diputados y 37 en el Senado. En minoría en ambas Cámaras, Cambiemos necesita llegar a algún tipo de consenso con el massismo y parte del Frente para la Victoria para lograr sacar la ley.
Si la reforma prospera, la intención es luego avanzar con una reforma en los mecanismos de financiación de los partidos políticos. Pero, como todo debate que involucra al dinero de la política, la discusión se prevé más espinosa.