El 27 de diciembre Víctor Schillaci y los hermanos Cristian y Martín Lanatta se fugaban juntos por la puerta principal de la cárcel de General Alvear donde cumplían perpetua por el triple crimen de la efedrina. Toda la cúpula del penal fue desplazada tras el sospechoso escape en el que los internos redujeron guardiacárceles y atravesaron más de cuatro puertas de seguridad sin ningún impedimento. Hoy, recapturados los tres, la Justicia cree que los removidos y los presos sabían del plan de fuga un mes antes de que se concretara. También estaban al tanto de la fuga de presos en las cárceles de Batán y Sierra Chica.
"En la tumba no hay secretos. Todo se sabe. Los hermanos Lanatta y Schillaci eran los dueños del pabellón de Sanidad. Hacían lo que querían. Hasta celulares con WhatsApp tenían. Si lo sabían los compañeros, también lo sabían los penitenciarios", le dijo a La Nación. También denunciaron que la información del escape era sabida en Alsina y Combate de los Pozos, punto de encuentro de algunos militantes del Frente para la Victoria y ex autoridades del Servicio Penitenciario Bonaerense (SPB).
Desde el equipo de la gobernadora María Eugenia Vidal creen que los guardicárceles habrían sido coimeados, aunque se desconocen detalles al respecto. Los hermanos Lanatta y Víctor Schillaci fueron condenados a perpetua por un tribunal oral de Mercedes que los consideró culpables de los homicidios de Sebastián Forza, Damián Ferrón y Leopoldo Bina, cuyos cuerpos fueron encontrados en 2008 en un zanjón de General Rodríguez. En tanto, el prófugo Ibar Pérez Corradi –socio en una de las droguerías que funcionaban para el tráfico ilegal de efedrina- tiene pedido de captura internacional por ser el presunto autor intelectual del triple crimen.
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