"Shabihas" (fantasmas), así son conocidos los paramilitares que actúan a favor del régimen de Bashar al Assad en Siria y realizan matanzas en nombre del gobierno.
La principal característica de estos crueles esbirros es la de perseguir sin piedad a quienes se oponen al actual gobierno sirio, y además atemorizan a la población para que no se vuelquen contra del dictador.
Muchos de estos matones, a quienes se les atribuyen crímenes de guerra, abandonaron el país por temor a caída del régimen.
Es así que se escaparon de Siria bajo el título de "refugiados" para poder, camuflados entre aquellos que sufrieron verdaderas penurias, entrar a Europa, específicamente a Alemania que en el mes de septiembre de 2015 recibió centenares de miles de migrantes.
Estos "shabihas" se desplazaron por los Balcanes para llegar a suelo germano donde se apostaron en diferentes albergues en Berlín y el estado de Baden-Württenberg, al sudoeste del país, donde fueron localizados, según un informe del canal de televisión RTL.
Estos hombres, que son culpables de una gran cantidad de crímenes de guerra, habrían conseguido burlar las listas negras de las que disponen las autoridades alemanas y actualmente tienen derecho de asilo o esperan a que su solicitud sea tramitada.
Además, estas personas que habrían sido responsables de la muerte de rebeldes, opositores y civiles, tienen, como el resto de refugiados, una subvención del Estado alemán que les paga el alojamiento, la manutención, cursos para aprender el idioma local y programas de integración.
A su vez, el canal local indicó que otros verdugos que "trabajaron" a favor del régimen de Bashar al Assad, prefirieron no registrarse ni formular oficialmente la petición de asilo, simplemente permanecen ocultos entre la población.
Uno de los grandes problemas que atraviesa el gobierno de Alemania es que miles de refugiados se han presentado en los últimos meses ante las autoridades germanas sin documentación alguna, y otra gran cantidad de personas han ido al mercado negro de pasaportes sirios falsos que ha permitido, por ejemplo, que el periodista holandés Harald Doornbos, que trabaja en Siria para la revista Dutch Nieuwe Revu, adquiriese, sin mayor dificultad, un documento sirio falso con la fotografía y el nombre del primer ministro de los Países Bajos, Mark Rutte.
De todas formas, más allá del ingreso como refugiados, los sicarios de Al Assad no han cesado con su lineamiento, ni siquiera en territorio alemán, sino que por el contrario, en vez de ocultarse se ejercen a sí mismos como "autoridades" del régimen entre los refugiados.
A la compleja situación se le suman los sucesos ocurridos el pasado 31 de diciembre en Colonia, en la que centenares de mujeres presentaron denuncias de acosos colectivos, sexuales y robos, causados supuestamente por un grupo de al menos unos mil hombres que serían refugiados, lo que han llevado a la canciller Angela Merkel a endurecer medidas contra los inmigrantes.
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