¡Quentin Tarantino ama el cine de género! Cultor de la acción, las artes marciales, el suspenso, la comedia y el terror, cada una de sus películas remiten a clásicos de la serie B que fueron parte de la adolescencia y juventud del realizador. Cintas que Quentin apreciaba en los double feature (doble programa) de los cines de la calle 42 en Nueva York, o que más tarde logró visualizar en eternas maratones de VHS.
Pero ningún género es tan venerado por Tarantino como el western, y sobre todo las películas del Oeste rodadas en Europa: en Italia y España por cineastas de culto como Sergio Leone.
La veneración de Tarantino por el cine spaghetti ya había quedado clara en Bastardos sin Gloria, un film ambientado en la Segunda Guerra Mundial, que pese a tratarse de una historia bélica, contenía todos los tópicos del western europeo (encuadres, fotografía, argumento, montaje... hasta la música de Ennio Morricone, el compositor por excelencia del género).
La siguiente producción del director de Jackie Brown fue lisa y llanamente un filme del Oeste. Un homenaje al héroe del género Django, papel interpretado en los setenta por Franco Nero, que en esta versión tarantinesca tuvo la piel de Jamie Foxx. Django sin cadenas sentó la base para el nuevo opus del artista: Los 8 más odiados.
La octava película de Tarantino es un resumen de su universo, su obra más personal y una de las mejores de su impresionante filmografía.
El elenco de antología que el guionista y director reunió ya vale el precio de la entrada: Samuel L. Jackson, Jennifer Jason Leigh, Kurt Russell, Michael Madsen, Tim Roth, Walton Goggins, Bruce Dern y Demian Bichir.
El argumento transcurre después de la guerra civil americana, cuando en medio de una tormenta de nieve, una diligencia avanza a toda velocidad por el invernal paisaje de Wyoming. Los pasajeros, el cazarrecompensas John Ruth (Kurt Russell) y su fugitiva Daisy Domergue (Jennifer Jason Leigh), intentan llegar rápidamente al pueblo de Red Rock, donde Ruth, conocido en estos lares como "El verdugo", entregará a Domergue a la justicia. Por el camino, se encuentran con dos desconocidos: el mayor Marquis Warren (Samuel L. Jackson), un antiguo soldado negro de la Unión convertido en cazarrecompensas de mala reputación, y Chris Mannix (Walton Goggins), un renegado sureño que afirma ser el nuevo sheriff del pueblo. Como una ventisca está a punto de alcanzarlos, Ruth, Domergue, Warren y Mannix se refugian en la Mercería de Minnie, una parada para diligencias de un puerto de montaña. Cuando llegan al local de Minnie, en lugar de recibirlos su dueña, se topan con cuatro rostros desconocidos. Bob (Demian Bichir), que se ocupa del negocio de Minnie mientras ella visita a su madre, se encuentra allí refugiado junto con Oswaldo Mobray (Tim Roth), verdugo de Red Rock, el vaquero Joe Gage (Michael Madsen) y el general confederado Sanford Smithers (Bruce Dern). Mientras la tormenta cae sobre la parada de montaña, los ocho viajeros descubren que tal vez no lleguen hasta Red Rock.
La película, una especie de historia de Agatha Christie "a lo Tarantino", presenta un tremendo manejo del suspenso y la tensión. Un enfrentamiento actoral que tendrá un climax sangriento y salvaje, tal como se puede esperar del cineasta.
Con momentos que homenajean al mejor Sam Peckinpah (otro preferido de Tarantino), Los 8 más odiados es una montaña rusa fílmica de sensaciones, la oportunidad única de disfrutar en pantalla grande de un espectáculo de proporciones épicas.
Oscura y hemoglobínica, diabólicamente divertida, concebida por su director para disfrutarla de una sola manera posible: en pantalla panorámica y en la oscuridad de una sala.
Los 8 más odiados, ya a solo 15 días del 2016, puedo asegurar que será una de las mejores películas del año.