La inteligencia saudita confirmó que su decisión de romper relaciones diplomáticas con Irán se debe fundamentalmente a que los ataques a las embajadas extranjeras en la capital iraní se han producido con la anuencia oficial del régimen chiita, a pesar de todas las medidas de seguridad que Teherán dice haber tomado.
Según Riad, los hechos configuran "un caso de guerra" y las declaraciones oficiales del régimen iraní son burdas falacias carentes de verdad. La Casa de Saud sostiene que los desmanes fueron apoyados desde "la oscuridad" por la Guardia Revolucionaria Iraní, rompiendo con todas las normas diplomáticas que rigen para las buenas relaciones bilaterales.
Horas después de las manifestaciones hostiles y las declaraciones por parte de las autoridades iraníes por la ejecución del sheik chiita Nimr al Nimr, llevada a cabo por las autoridades sauditas, partidarios extremistas del líder supremo de Irán y extremistas del grupo suicida Basiji /iirrumpieron en la embajada saudita en Teherán y en su consulado situado en Mashad y provocaron destrozos totales en la delegación diplomática y el consulado. Ambos lugares acabaron saqueados, destruidos e incendiados completamente.
A pesar de las declaraciones oficiales iraníes sobre la protección de las oficinas consulares y la embajada saudita, los hechos marcan claras contradicciones, sostiene la inteligencia saudita.
Ante las evidencias, Teherán se vio obligado a retirar todas las declaraciones que dieron lugar a los disturbios y ataques a la embajada y advirtió a los manifestantes de las consecuencias a las que Irán tendrá que hacer frente ante la comunidad internacional por esos comportamientos violentos e irresponsables.
El presidente iraní, Hasan Rohani,rápidamente salió a criticar los ataques que destruyeron la embajada y el consulado, pero subrayó que ambos son "entendibles desde el malestar del pueblo de Irán".
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