El sueño de Walt Disney, que supuestamente fue criogenizado cuando su muerte era inminente por su cáncer de pulmón incurable, ya no es privativo de excéntricas celebridades. Una empresa rusa se propone generalizar esta práctica para los que sueñan con la vida eterna.
A diferencia de lo que dice la leyenda sobre el creador de Mickey Mouse, KrioRus no congela personas vivas. En realidad, se presenta como un reemplazo del cementerio: en lugar de enterrar el cuerpo del difunto, lo congela y lo deja almacenado en un tanque, a la espera de que la ciencia desarrolle alguna técnica para revivir a la gente.
Danila Medvedev, de 35 años, es el fundador de la empresa. Hijo de un científico y fanático de la literatura de ciencia ficción, está convencido del servicio que brinda a sus clientes desde hace diez años.
El secreto para que la criogenización funcione, según él, es congelar a la persona prácticamente en el mismo momento en que se confirma su muerte. Si el cuerpo se mantiene a -196 grados, se conserva intacto, lo que posibilitaría resucitarlo cuando la tecnología esté disponible.
KrioRus ofrece dos alternativas. Una es preservar todo el cuerpo, opción elegida por 24 clientes, que están almacenados dentro de dos tanques con hidrógeno líquido. Los tienen colgados de los tobillos.
La segunda opción, mucho más económica, es guardar la cabeza o el cerebro, a la espera de un transplante en el futuro.
Para los que están muy apegados a sus mascotas, hay una promoción: pueden criogenizarse junto a ellas. Además de personas y cerebros, en los depósitos de KrioRus hay perros, gatos y canarios.