El Partido Popular fue el más votado en las elecciones generales del domingo en España, aunque quedó muy lejos de su actual mayoría absoluta y necesitará pactar alianzas para mantenerse en el Gobierno, según los datos aportados por la vicepresidente Soraya Sáenz de Santamaría.
Con más del 99,5% del escrutinio realizado, el Partido Popular (PP) obtenía 123 diputados en una cámara de 350. Nunca hasta ahora un partido ha gobernado en España con menos de 156 escaños.
Le sigue con 90 diputados el Partido Socialista Obrero Español (PSOE), liderado por Pedro Sánchez, de 43 años, que ahonda en su derrota de 2011, cuando obtuvo el hasta entonces peor resultado de su historia (110 diputados).
Y la gran novedad de estas elecciones, las dos nuevas formaciones que irrumpen con fuerza acabando con más de 30 años de bipartidismo de PP y PSOE: Podemos y sus aliados con 69 escaños, y el centrista Ciudadanos con 40 diputados.
Los años de crisis y las políticas de austeridad, el fuerte aumento del desempleo -que llegó a 27% a principios de 2013 y sigue aún en 21,18%- y los innumerables escándalos de corrupción desataron una crisis institucional que cristalizó en junio de 2014 con la abdicación del rey Juan Carlos I en su hijo Felipe VI y lleva ahora a una nueva generación de políticos al parlamento.
Hoy "se inaugura una nueva etapa política en nuestro país", lanzaba el líder del Podemos, Pablo Iglesias, un politólogo de 37 años que fundó su partido hace apenas dos años, y vuelve a dar la sorpresa tras haber obtenido cinco eurodiputados en 2014 e impulsado la victoria en mayo de alcaldes "indignados" en ciudades como Madrid y Barcelona.
"Millones de españoles han decidido que esta España va a cambiar", aseguró el abogado Albert Rivera, de 36 años, líder de Ciudadanos. "Ahora vamos a participar los ciudadanos españoles del cambio político en nuestro país", agregaba.
Estos comicios culminan un año de cambio electoral en el sur de Europa, tras la victoria de la izquierda radical de Alexis Tsipras en Grecia en enero, y la llegada al poder en Portugal en octubre de una coalición de partidos de izquierda, a pesar de que la derecha había sido la más votada.