Si se piensa en el sistema inmunológico como el que está capacitado para defender al cuerpo de los ataques de sustancias extrañas, surge inmediatamente una cuestión evidente: ¿por qué el organismo necesita defenderse cada vez más? Como se sabe, hay infinitas causas que pueden provocar alergias. El polen, el pelo de animales o y los alimentos son sólo ejemplos de los tantos que abundan.
En general, las alergias se manifiestan cuando una sustancia extraña se introduce -el alérgeno- al organismo. Este se defiende y produce los síntomas más habituales: problemas respiratorios y secuelas en la piel. Puede, además, ocasionar dolores de cabeza, diarrea, inflamación y retención de líquidos. "Cuando una sustancia extraña penetra en el organismo, quien entra en acción es un anticuerpo específico que se une al antígeno para destruirlo y expulsarlo", explicó la médica nutricionista Susana Zurschmitten (MN 1.508) en su libro Alimentación para sanar.
"En todos los casos de alergia se debe dar especial importancia al funcionamiento de la glándula suprarrenal. Esta glándula, llamada la 'hormona del estrés', es la encargada de preparar el cuerpo para que responda ante una situación de peligro", dijo Zurschmitten. Sucede que gracias a esta hormona, el cuerpo empieza a adaptarse a los sucesivos requerimientos de la vida. Si se vive bajo un continuo estado de estrés, la glándula se agota y produce la merma de un elemento.
Las alergias y los alimentos
Algunos de los alimentos que más reacciones alérgicas provocan son el trigo, los lácteos, el pescado, el huevo, el chocolate y las frutillas. "Es indispensable prescindir de ellos alternativamente hasta aclarar el origen de los síntomas. En la actualidad, prácticamente todos los alimentos tienen algún conservante. Las verduras, frutas, granos y legumbres tienen distintos insecticidas y agroquímicos. Esta avalancha de sustancias químicas suele ser responsable de la mayor sensibilidad del sistema inmunológico que dispara los síntomas de alergia", detalló la doctora.
La primera medida a tomar será adoptar una alimentación que proteja el hígado, porque además de desintoxicar el organismo, segrega un antihistamínico natural
- Las grasas animales, los alimentos enlatados, el alcohol y las bebidas azucaradas
- Tanto en las alergias bronquiales como dermatológicas, evitar los lácteos: leche, yogur, quesos, ricota, helados, entre otros
- Excluir alternativamente de la dieta el trigo y el gluten
- Infusiones hepatoprotectoras, como el diente de león, carqueja, burrito. Calmantes del sistema nervioso, como tilo, pasionaria o melisa. Mejoradoras de la permeabilidad intestinal, como la manzanilla
- Vegetales, frutas y cereales
"Es importante revisar los hábitos cotidianos y procurar un tiempo de relajación diaria, prácticas como medicación, yoga, respiración profunda, ejercicios de flexibilidad, caminatas o descanso con música", explicó Zurschmitten, quien agregó: "Hay que ocuparse en buscar métodos más humanos y menos desgastantes para lograr los objetivos propuestos".
Asesoró: Dra. Susana Zurschmitten, espacialista en Nutrición, MN. 1.508.