— ¿Cómo estás arrancando Gustavo en esta nueva etapa, cómo te sentís? Porque fuiste muy atacado durante los años kirchneristas.
— Por un lado, tengo alivio, porque la política pasará a tener el lugar que tiene que tener. Me ocupo de cuestiones culturales, porque la vida cotidiana tiende a la normalidad. No se puede vivir con esa presión del Estado, porque tuvimos al aparato del Estado hostigándonos, pero por suerte eso terminó. El otro alivio es que la gente votó otra cosa. Podría haber estado Aníbal gobernando la provincia de Buenos Aires, y Scioli gobernando la presidencia de la Nación.
— Vos decís que la sociedad argentina dio un salto profundo.
— No sé si un salto, pero por lo menos dijo "hasta acá, basta, esto ya es demasiado". Digamos que la sociedad avaló estos doce años de kirchnerismo, avaló lo del INDEC, avaló las peores cosas, no nos podemos hacer los distraídos. Y uno siente un alivio porque hubo un límite, aunque sea tardío.
— Bueno, las avaló hasta el 2011, con la promesa de que iba a haber un cambio institucional, pero en el 2013 ya votó en contra.
— Sí, en el medio término el kirchnerismo tuvo elecciones negativas, pero siempre la sociedad pensó en momentos de elegir una conducción que lo mejor era ir a lo seguro. Quizás porque la situación económica era un poco más sostenida, había un gran ingreso de dinero por el precio de los commodities, entonces iban a lo seguro, tratando de mirar para otro lado con cosas muy evidentes. Cuando Cristina sacó el 54 por ciento, el INDEC llevaba más de cuatro años de falsedades, de intervención violenta, y la gente lo sabía, pero decidió que no era importante. Eso hay que ponerlo en la cuenta. Hemos avalado una conducta absolutamente impropia por parte de la gente que manejaba el Estado.
— Se ha tolerado un avance sobre la transparencia, sobre las libertades, sobre la que hay que estar atento de que no vuelva a pasar. Ahora, vos sos un referente en el mundo del cine y de la cultura, tenés tus particularidades, porque tuviste mucho vínculo con Diego Gvirtz, ya que trabajaste en Duro de Domar.
— Sí, pero era otra época, era otro Diego.
— ¿Qué pasó con Diego Gvirtz?
— Bueno, tenía una situación muy incómoda en el 13, no se sentía cómodo, y decidió poner una pata en Canal 7, en un momento en que eso no parecía un disparate. Pero cuando empezó a estrechar vínculos con Néstor Kirchner, puso todas las patas y se puso a disposición del aparato del Estado para hostigar opositores de una manera totalmente inadmisible. Ahí mi relación se terminó, me mintió, se portó muy mal conmigo, como antes se había portado muy bien, aunque las cosas personales no tienen importancia. Lo importante es que se convirtió en el brazo mediático del Estado para hostigar opositores. No hay cosa que se asemeje más a la definición del fascismo que esa, el aparato del Estado dedicado a hostigar opositores de a pie. Eso fue lo que hizo Diego, eso fue lo 678, Duro de Domar, y TVR.
— Eso es aún 678, porque ayer siguió hostigando.
— Ya no queda mucha cuerda de ese hilo, el contrato se va a terminar en pocos días.
— En un canal público me imagino que no va a estar, ¿ahora en un canal privado?
— Quién va a poner la plata en una marca absolutamente desgastada como es la de 678, incluso TVR. Es como si los programas de los canales oficiales fueran eternos, como si fuera el Papa. Cumplieron un ciclo, se terminó, acá termina. Pasa con cualquier programa. Pero además, este fue un programa fascista, que fue el brazo del Estado para hostigar opositores. Eso es inadmisible en un país republicano, democrático, normal, que tiene instituciones que funcionan. Ese programa no puede estar en un canal público. Que se les permita terminar el contrato me parece razonable, pero no tiene ningún futuro.
— Vos decís que Diego Gvirtz no te llamó. Es decir, él sabía que si llamaba a Gustavo Noriega no se iba a plegar a ese circo denigrante, pero otros sí se plegaron. ¿Por qué ahora se sienten perseguidos, si nadie los persigue?
— El kirchnerismo se ha destacado por destruir el valor de las palabras que dice. Pueden decir cualquier cosa. Pueden perder una elección y decir que el voto popular está de su lado. Pueden decir censura porque se acabó un contrato. Me parece que uno no puede estar atendiendo esos argumentos delirantes. Es una secta delirante con algún peso político que va en disminución. El desafío es ver qué es ahora el kirchnerismo sin la caja. En qué se convierte esa prepotencia, esa utilización del Estado. Lo que les queda es La Matanza y la provincia de Santa Cruz. Qué van a poder hacer con eso, me parece que bastante poco. Hay que dar vuelta la hoja, y empezar a construir algo más normal, y que cada uno se dedique a lo que más le interese, sin preocuparse que por emitir una opinión te van a hostigar en 678 o en Twitter.
— Como crítico de cine y también por haber sido estigmatizado incluso por el INCAA te quiero preguntar por la renuncia que hoy presentó Lucrecia Cardoso, su titular. ¿Qué análisis hacés del INCAA durante estos doce años y cómo se debería hacer a partir de ahora?
— Hay que entender que la plata que maneja el Instituto proviene de la ley de cine, que se estableció a mitad de la década del 90, bajo el gobierno de Menem. Fue la medida más proteccionista de un gobierno liberal. Es por eso que un porcentaje de la entrada va al Instituto. Lo que hubo estos años es que una producción indiscriminada de películas, 150 por año. Solo dos o tres tienen algún éxito, y el resto tienen la función de ser estrenadas para cobrar el subsidio y el crédito. Se genera una industria para la cual el público no existe. Hay películas, gente trabajando, plata del Estado que sostiene eso, pero no hay público. Toda la gente que está adentro de ese circuito está contenta, los directores están contentos, los fotógrafos están contentos, porque la plata circula. Ahora, hay algo que está fallando, hay un problema que no está siendo atendido.
— En esa industria, ¿había corrupción?
— Es difícil establecerlo, aunque no tengo pruebas. Lo que sí es cierto es que la cantidad de plata que se destina a pagar sueldos dentro de la industria es extraordinaria, de ocho pesos que entran al Instituto, se destinan cinco para un aparato administrativo gigantesco, y solo tres se destinan a hacer películas. Creció la planta de una manera tremenda. Donde había cien empleados, ahora hay mil.
—¿Los créditos estaban enfocados solamente a determinado relato, se podían presentar películas o documentales o series fuera del relato kirchnerista?
— Se impulsaron las producciones en televisión, que muchas no fueron exhibidas en ningún canal, se hicieron para nada. Solo las podías ver si tomás un avión en Aerolíneas porque pasaban en algún fragmento. Toda esa producción tenía un sesgo ideológico bastante fuerte. En la distribución de créditos no fue castigado el director que no fuera kirchnerista, porque había plata para todos, no tenés 150 directores que hagan películas kirchneristas, ahora si vos querías hacer algo fuertemente crítico, era difícil obtener un crédito. El director no kirchnerista podía hacer una película neutral, no era castigado por no ser kirchnerista, porque entraban dentro de ese circuito. Ahora, un proyecto crítico sería seguramente mucho más difícil.
— Vos también fuiste protagonista de un escándalo cuando presentaste un libro sobre el INDEC en la Feria del Libro. ¿Qué te parece la designación de Jorge Todesca y qué creés que va a pasar ahora en el INDEC?
— Dejame sintetizar lo que pasó aquélla vez, porque ya pasaron seis años y uno se olvida o hay gente que está distraida. Presenté un libro sobre el INDEC y entró una patota de Guillermo Moreno para impedir esa presentación. Paremos un minuto sobre eso.
— Es muy importante lo que decís, porque cuando uno lee ahora a Cinthya García tan preocupada por lo que puede pasar ahora con su vida profesional, hay que recordar lo que pasó.
— Sí, cuando podría volver a buscar trabajo como cualquiera. Volviendo al INDEC, recibí con mucha alegría la designación de Jorge Todesca, no solamente porque fue perseguido por Moreno cuando su consultora evaluaba un índice de precios porque el que hacía el INDEC estaba falseado. Fue realmente muy valiente, porque le hizo juicio y ganó. Por otro lado, me parece extraordinario el hecho de que Todesca sea un hombre que viene del peronismo, es decir, una persona que no pertenece ni de cerca al mundo de Cambiemos, ni al radicalismo, ni al PRO, ni a Lilita Carrió, esté a cargo del INDEC es una novedad extraordinaria, es casi un opositor al cargo del INDEC, algo inédito en la República Argentina. Por otro lado, vuelve Graciela Bevacqua, que fue arrasada psicológicamente por la intervención, los malos tratos que sufrió fueron inadmisibles. Verla a ella entrar al INDEC, me llenaron los ojos de lágrimas, porque la violencia que ejercieron contra ella fue inadmisible, el poder del Estado contra una persona que sentadita por un sueldo muy magro hacía un cálculo de la mejor forma que podía. Si eso no es fascismo, el fascismo qué es. Bueno, esa persona vuelve de la mano de Todesca al INDEC, y espero que vuelva Marcela Almeyda, Cinthya Pock, gente que solo defendió la profesionaliad del INDEC y encare una nueva etapa.
— Hay algo reparador en estos gestos que está tomando el gobierno de Mauricio Macri. ¿Creés que coloca al periodismo en qué lugar, cuál tiene que ser nuestro rol en esta nueva etapa?
— Nuestro rol tiene que ser el mismo de siempre, el rol del periodismo no cambia. El periodismo necesariamente es una mirada externa a las cosas que pasan, algunos lo hacen mejor, otros peor, algunos responden a algunos intereses, otros a otro. Eso está en la naturaleza de las cosas. Lo importante es que algo independiente al poder central. El problema no es si Clarín decía una cosa o la otra, sino que era una mirada independiente. El discurso no controlado era la cosa más nefasta para el kirchnerismo. Y vale tanto para el INDEC como para el periodismo. El periodismo lo que tiene que hacer es mantener esa mirada externa, y hacer su trabajo, no es tan complicado. No hay que tener un master con Florencia Saintout para saber qué es lo que tiene que hacer el periodismo.
— ¿Estás conforme con el rol de los periodistas durante estos años?
— Hubo de todo. Hubo mucha cobardía también, miedo. Yo entiendo que la gente haya tenido miedo porque el aparato del Estado hostigándote no es poca cosa, pero me parece que el periodismo no escribió una página gloriosa todos estos años. Hemos defendido a la independiencia y el periodismo ha estado en un equilibrio entre cosas que no eran equivalentes. Hay de todo, estamos los que hemos sufrido más el acoso del Estado que otros, están los que han navegado sobre la ola de la mejor manera posible, pero también con eso hay que hacer vuelta de hoja y empezar de nuevo, pero me parece que no ha sido una página gloriosa del periodismo. Ya no del periodismo adepto al kirchnerismo, que ni siquiera me parece periodismo. Pero el independiente tampoco me parece que fue una etapa gloriosa.
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