Juan Cruz Avila mira a los ojos. Es tajante. Es difícil. Todo el que haya negociado algo con él sabe que arranca desde muy atrás. Su handicap es muy alto y lo sabe. Quizás, algo de esto también lo vio el futuro ministro de Educación, Esteban Bullrich, que lo designó a Avila para ser secretario de Políticas Universitarias.
La historia es más simple de lo que se cree. Avila, además de ser un hombre de los medios por herencia y por historia propia, es uno de los directores del Hospital de Clínicas, lugar al que llegó cumpliendo todos los escalones del ecosistema académico en noviembre último dispuesto a sanear la administración luego de años de decadencia. Al día siguiente de la victoria de Mauricio Macri, llamó a Bullrich y le pidió una reunión. Llegó preparado al encuentro dispuesto a pelear cada uno de los pesos que se le debe al olvidado Clínicas: números de decreto, presupuesto y un ambicioso proyecto de reestructuración.
Avila peleó y mostró tanta pasión que Bullrich vio en él lo que necesitaba: un hombre no tan relacionado al ámbito académico, con sangre de CEO, que se siente arriba del presupuesto universitario nacional, lo controle y lo ejecute. Le ofreció el lugar ahí mismo y Juan Cruz, un hombre sin grises, aceptó inmediatamente. "En que quilombo me metí... ¿No?", le decía a sus amigos una y otra vez, entre risas. Él es así. Ayer, recibió el apoyo de los principales decanos de la UBA en pleno decanato de la Facultad de Medicina.
–¿Cómo se gestó este nombramiento?
–De Bullrich me conquistó lo que él piensa sobre cómo debe ser la gestión universitaria. Me convocó para hablar sobre un tema puntual del Clínicas que yo venía reclamando y para el cual yo venía solicitando audiencia con las autoridades. Me gustó lo que el piensa. El está focalizado en tres puntos: la transparencia en el presupuesto universitario, un presupuesto muy grande...
–Algo de lo que se habla poco...
–Sí, y ahora te voy a explicar porqué. También me habló sobre la articulación entre la secundaria y la universidad, empezar a pensar en esa integración y la calidad docente y la calidad de los títulos. Esos son los puntos centrales.
–¿A qué se refiere con la transparencia de los fondos?
–La Secretaría en la que voy a estar desempeñándome es donde está centralizada la administración de los fondos universitarios: lo que tiene que ver a los sueldos universitarios y una partida de dinero que tiene que ver para la gestión de cada una de las universidades a medida que llegan las demandas de cada una de ellas, que son autónomas.
–¿Las universidades pueden gastar el dinero asignado en lo que consideren o deben rendir ese monto?
–Ellos primeros hacen un pedido de una partida, eso pasa por la secretaría que es la que debe evaluar ese pedido. Hay gente de carrera, gente con trayectoria dentro de la carrera universitaria, y es ese equipo el que evalúa, estudia y centraliza las demandas y las aprueba o no.
-¿Por qué cree que Bullrich lo designó?
–Yo no tengo ninguna orientación política marcada, ni militancia: no soy macrista, ni peronista, ni radical, ni K. Nada. Soy una persona que viene del ambiente privado con mucha experiencia en la gestión. He ejecutado muchos presupuestos, he sido CEO de empresas, además de mi labor en la televisión como productor.
Sé de gestión y la administración pública sin tener un vínculo partidario me da la sensación que me da una objetividad para la distribución de los recursos, incluso a partir de una evaluación de todo el equipo. Yo no me voy a sentar en la caja a repartir los recursos: es una integración con rectores y decanos.
Es importante pensar en la calidad docente en pos de tener mejor calidad de alumnos. La idea es potenciar la calidad universitaria, con el presupuesto que se tiene, para el profesional que se reciba pueda insertarse en el mundo laboral de manera exitosa y acorde a las necesidades del mercado. Eso es central, ese análisis. La idea es transparentar el presupuesto.
–¿Cómo fue tu carrera académica?
–Yo formo parte de la UBA. Yo me recibí de psicólogo y entré en el Hospital de Clínicas, realizando un posgrado en psicología clínica de adultos. Cuando terminé el posgrado en 2013, nos recibimos 5 de los 28, quedamos como parte del servicio en forma honorífica. Luego pasé a ser jefe del departamento de salud mental, a cargo de un equipo interdisciplinario: siete psicólogos y siete psiquiatras. Antes de llegar a la dirección, fui parte de ese equipo. Cumplí con toda la escala. Cuando estaba como jefe de servicio, el director del Hospital me convocó a ser parte de la administración, por un pedido del Decano de la Facultad de Medicina, desde noviembre de este año. Una votación del decanato me designó en la dirección técnica administrativa. Ahí es cuando lo llamo a Bullrich en mi carácter como director.
–¿Cúal era el pedido inicial a Bullrich?
–Yo fui a pelear por 2 mil millones de pesos que necesita el Clínicas, que le corresponden, que ya están asignados y que nunca llegaron. Son 1500 para reformas edilicias y 600 millones más para el funcionamiento. Como el es el ministro de Educación y de él dependen esos fondos, pedí hablar con él. Yo no solo fui con el pedido. Fui con un proyecto de control efectivo de esos fondos, con administradores, auditores y un sistema de licitaciones de acceso público. Que la gente viera cómo se está gastando peso a peso. Le fui a mostrar ese plan. Ahí es cuando él me ofrece aplicar eso pero a todos los fondos universitarios. Es la oportunidad para hacer un cambio enorme en la educación. Entiendo que mi vínculo es para transparentar las cuentas, la gestión y parar armar un grupo que cambie las cosas. La idea es rodearme de los mejores del ámbito académico.
–¿Qué le dice al que no lo conoce?
–Yo en la UBA estoy muy involucrado, me siento parte de ella. No soy un paracaidista y lo que trato siempre es hacer gestión y generar cambios. Tengo pasión y vocación. Esto tiene que ver con la administración de fondos públicos para la calidad universitaria.
–¿Cree que las críticas están potenciadas por un interés de la política en querer el control de esos fondos?
–Puede ser. Así se manejo esto. No sé si nunca hicieron nada con esos fondos lo que sé es que administrar un presupuesto como el de la SPU, si uno tiene un vínculo más político puede hacer política desde el manejo de esos fondos y eso a mí no me gusta, no lo soporto. Hacer política administrando dinero público me parece que es algo de lo que nos tenemos que alejar. Debe ser algo justo y equitativo para la calidad de la educación. Hay que dejar de hacer política con fondos del Estado. Es un puesto que lo querían muchos. No quiero pensar mal de ellos pero creo que tenía que ver con eso, el poder administrar los recursos del Estado para hacer política. Eso no va a pasar mientras yo esté sentado ahí.