Los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro comenzarán el 5 de agosto de 2016 y a pesar de la gran expectativa que hay porque es la primera vez que se celebrarán en el continente sudamericano, Brasil aún enfrenta un problema que parece no tener solución en el corto plazo.
Un nuevo estudio realizado por The Associated Press (AP) confirmó la presencia de agentes patógenos incluso en aguas alejadas de la costa, donde desembocan ríos fétidos, con aguas residuales y desagües de tormentas.
La experta en virus acuáticos y profesora de Salud Pública del Centro de Ciencias de la Salud de la Universidad de Texas Kristina Mena explicó: "El nivel de los virus es muy amplio. No se limita a la costa, sino que están en otros sitios y va a aumentar la exposición de la gente que entre en contacto con esas aguas".
"Todo atleta que ingiera el equivalente a tres cucharadas pequeñas de agua tendrá un 90% de probabilidades de ser infectado por algún virus"
En julio de este año, un informe había detectado la presencia de virus que a niveles hasta 1,7 millones de veces de lo que sería considerado muy alarmante en Estados Unidos o Europa. Con estos niveles, todo atleta que ingiera el equivalente a tres cucharadas pequeñas de agua tendrá un 90% de probabilidades de ser infectado por algún virus.
Además, en septiembre el windsurfista coreano Wonwoo Cho fue hospitalizado luego de realizar unas pruebas en la bahía de Guanabara, con síntomas de deshidratación, vómitos, dolor de cabeza y mareos. En estas aguas se realizarán las competencias de vela, remo y triatlón.
Kristina Mena remarcó: "Es un ambiente muy extremo, con una contaminación tan alta que la exposición es inminente y las posibilidades de infección muy altas".
Los nuevos análisis demuestran no sólo que la calidad del agua no ha mejorado, sino que la contaminación abarca una mayor extensión de la que se pensaba. La cantidad de virus hallados a un kilómetro de la costa en la Bahía de Guanabara, donde los navegantes compiten altas velocidades y son salpicados por grandes cantidades de agua, son similares a las encontradas cerca de los desagües de aguas residuales.
La estadounidense experta en este tipo de casos afirmó: "Los niveles de virus son tan altos en estas aguas que si se registrasen en playas de los Estados Unidos, las autoridades cerrarían oficialmente esas playas".
En agosto, la Organización Mundial de la Salud (OMS) ya había reclamado que el gobierno brasileño iniciara una limpieza de sus aguas costeras y de la laguna Rodrigo Freitas, pero hasta ahora, lo único que ha avanzado ha sido los niveles de contaminación.
En un comunicado emitido el martes, el Comité Organizador destacó que "la salud y la seguridad de los atletas es siempre la mayor prioridad. No hay duda de que el agua de las zonas de competencia satisface todos los patrones relevantes (...) Río 2016 respeta las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud, cuyos lineamientos para ambientes acuáticos recreativos seguros recomiendan clasificar el agua a partir de un programa de control microbial de calidad del agua".
En las aguas, hay tres tipos de adenovirus, entrovirus, rotavirus y coliformes de bacterias fecales, un cóctel capaz de generar problemas digestivos, incluidos vómitos, así como fuertes diarreas y trastornos respiratorios.
Algunos atletas, en las pruebas preolímpicas realizadas en Río de Janeiro, han intentado poner lavandina en sus remos, bañarse en cuanto terminan la competencia y tomar antibióticos, sin embargo el 7% de ellos tuvo alguna consecuencia.
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Por su parte, el atleta y navegante olímpico Erik Heil propuso una idea para protegerse de las aguas contaminadas: usar unos trajes de plástico y quitárselos cuando los veleros se alejen un poco de la costa. El alemán de 26 años fue tratado en un hospital de Berlín por una bacteria que se come la carne, poco después de participar en una prueba preolímpica en agosto en la ciudad brasileña.
Sin embargo, el descubrimiento de estos agentes patógenos lejos de la costa obligaría a los deportistas a utilizar los trajes durante toda la competencia.