En una entrevista con la revista estadounidense The Atlantic, Ashton Carter, secretario de Defensa de los Estados Unidos, culpó al Consejo de Cooperación del Golfo (CCG) de no oponerse con la suficiente firmeza a Irán en el ámbito regional.
Carter declaró: "Vemos a Irán en todas partes, pero no vemos una presencia firme de los países del Golfo".
En contraposición a su observación, hay muchos artículos en la prensa estadounidense y europea que afirman lo contrario; el analista Carol Giacomo escribió esta semana en el New York Times refiriéndose a que existe "una obsesión de Arabia Saudita que sindica la presencia de Irán en todos los acontecimientos conflictivos de la región". Sin embargo, otros estados del Golfo sufren de ceguera y no ven el peligro que encarna Irán y es ese desbalance lo que fractura la idea de unidad del bloque de los países del CCG.
Lo concreto es que la realidad muestra un poco de ambas cosas; los países del Golfo se encuentran en un estado de confrontación ante múltiples frentes con Irán y ello se ve claramente en lo que es la financiación y el apoyo logístico y militar de la dictadura siria de Basar Al Assad, a quien Teherán ayuda a combatir a la oposición desde hace cuatro años.
En la crisis de Yemen, Arabia Saudita y sus aliados del Golfo están librando su guerra más importante de los últimos tiempos contra los aliados de la Republica Islámica de Irán que tomaron el poder por la fuerza y mantienen como rehenes a varios miembros del gobierno anterior.
Además de Yemen y de Siria, hay otras regiones donde la tensión ha ido creciendo con la ayuda iraní, incluyendo Libia y Líbano.
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