En Uganda, el papa Francisco afirmó que "África es el continente de la esperanza"

El Sumo Pontífice destacó el trato excepcional que reciben más de medio millón de refugiados en el país y participó en un homenaje a un grupo de cristianos asesinados a fines del siglo XIX

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 AP 163
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El papa Francisco declaró a África el "continente de la esperanza" desde Uganda, el segundo destino de su peregrinación por esa región, y destacó el trato "excepcional" del país hacia los refugiados.

En efecto, el Sumo Pontífice ensalzó la preocupación de Uganda por acoger a refugiados "para que puedan reconstruir sus vidas con seguridad y con el sentido de la dignidad que proporciona ganarse el sustento mediante un trabajo honrado".

Según datos de la agencia de la ONU para los refugiados (ACNUR), Uganda cobija a más de medio millón de refugiados, muchos de los cuales huyeron de la guerra y la violencia en la República Democrática del Congo (RDC) y Sudán del Sur.

"Nuestro mundo, atrapado en guerras, violencia y diversas formas de injusticia, es testigo de un movimiento de personas sin precedentes"


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"Nuestro mundo, atrapado en guerras, violencia y diversas formas de injusticia, es testigo de un movimiento de personas sin precedentes", alertó.

Después de ser recibido en el país por una delegación gubernamental, entre cánticos de "Viva Papa", Francisco comenzó con la agenda que tenía prevista en el país africano exhortando a maestros y catequistas a seguir el ejemplo del "más grande de los maestros", Jesucristo. Muchos alzaban velas mientras esperaban al Santo Padre, y bailarines realizaban danzas tradicionales.

Llegado desde Kenia y con su próximo objetivo en la República Centroafricana, el Papa honró la memoria de un grupo de cristianos ugandeses muertos a fines del siglo XIX por un rey local que temía la influencia creciente del cristianismo.

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Las víctimas, conocidas como los Mártires de Uganda, incluyen a 45 anglicanos y católicos muertos entre 1885 y 1887. El papa Paulo VI canonizó a los 22 católicos en 1964.

"Nos recuerdan que la fe, la rectitud moral y la consagración al bien común han cumplido y siguen cumpliendo un papel tan importante en la vida cultural, económica y política de este país", dijo Francisco a los dignatarios reunidos en una ceremonia de recibimiento en la casa de gobierno.

Posteriormente, el Pontífice llegó a un santuario consagrado a los mártires en Munyonyo, el lugar en donde éstos fueron condenados a muerte.


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Francisco tuvo una ajetreada jornada final en Kenia, donde visitó un barrio pobre e improvisó un discurso ante miles de jóvenes acerca de los males de la corrupción y la radicalización, que lleva a muchos jóvenes a unirse a grupos extremistas. Kangemi es uno de los once barrios pobres en Nairobi, la ciudad más grande de África oriental.

Francisco denunció la "injusticia de la exclusión urbana" y la distribución injusta de la tierra.

"Estas son heridas infligidas por minorías que se aferran al poder y a la riqueza, que egoístamente malgastan mientras una creciente mayoría es obligada a huir a periferias abandonadas, sucias y deterioradas", afirmó el Papa.

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