En su último día en Kenia, antes de viajar hacia Uganda en su gira por África, Francisco estuvo presente en una pequeña parroquia de uno de los más pobres de Nairobi donde fue recibido entre por miles de personas.
En su discurso, el Papa aseguró que la marginación que sufren estas poblaciones son "heridas provocadas por minorías que concentran el poder y derrochan con egoísmo mientras crecientes mayorías deben refugiarse en periferias abandonadas, contaminadas y descartadas".
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