¿Cómo no visitar el Museo del Prado si se viaja a la capital de España? Para apreciar sus obras no es necesario ser un entendido en materia de arte. Con tener cierta inquietud artística, alcanza y sobra. Posiblemente, para todo aquel que lo recorra constituirá una experiencia de trascendencia.
Estos son cinco de los cuadros más destacados que alberga la institución emblema que funciona en una edificio diseñado en 1785 por el arquitecto Juan de Villanueva.
Obra excepcional de Francisco de Goya y Lucientes. Saturno, en el momento de devorar a uno de sus hijos, es una de las imágenes más expresivas de las Pinturas Negras, los murales que decoraron la casa de Goya que se conoce como la "Quinta del Sordo". Se dice que el dios de la mitología podría personificar el miedo a perder el poder. Sin embargo, y más allá de las explicaciones de los historiadores, las obras de Goya siguen siendo enigmáticas.
Este temple realizado por Fra Angélico sobre tabla fue pintado para la iglesia de Santo Domingo pero hoy se aloja en el Museo del Prado. Se desarrolla un tema caro al Renacimiento, la Anunciación. Si bien conserva rastros de la época medieval, la luz y el color son ya renacentistas.
Es uno de los retratos más simbólicos en el mundo. Un caballero con la mano en el pecho mira al espectador como si hiciese un pacto con él. Famosísima obra creada por Doménikos Theotokópoulos, conocido como El Greco. La persona retratada era de identidad desconocida, aunque hoy se considera que es el marqués de Montemayor y notario mayor de Toledo. Hasta hace un tiempo atrás asociaba con la figura de Miguel de Cervantes Saavedra.
Un retrato único que realizó Rafael de Sanzio. Es un óleo sobre tabla, y para algunos críticos se trata de la pintura más sublime realizada por el pintor italiano. El color está aprovechado con una técnica exquisita. Rafael logra captar la iluminación y la calidad de texturas. El resultado: una realidad casi palpable y expresiones sin igual. La hipótesis más concluyente sobre la posible identidad del retratado, luego de amplios estudios sobre medallas y símbolos de la época es que se trate del Cardenal Francesco Alidosi.
Velázquez, este artista del Siglo de Oro Español presenta el retrato de la infanta Margarita de Austria, cuya luminosidad la hace el personaje más importante del cuadro, aunque también aparece rodeada por sus sirvientas, las meninas, y en el fondo aparece retratado el propio Velázquez. Junto a la puerta se reflejan en el espejo las figuras de Felipe IV y Mariana de Austria, pero si no fuera por el toque de luz que el artista da al espejo no se repararía en ellos. Se trata de un juego visual, un tanto enigmático, que hoy descansa en el imperdible Museo del Prado.