El nuevo Gobierno que triunfe en las urnas este domingo deberá recuperar el tiempo perdido y tratar de acercar posiciones con los holdouts. Si en los primeros meses de la gestión no se vislumbra voluntad a tomar una negociación seria con los acreedores, los fondos presionarán por varios frentes: uno, pedirán a la justicia que se embarguen los pagos del Bonar 24 (el título que emitió Axel Kicillof), y dos, tratarán de convencer a los tenedores de bonos Par que pidan la aceleración de los pagos.
El panorama de mayor conflictividad en los tribunales internacionales sólo podría desactivarse con un gesto de "buena voluntad" por parte del nuevo Gobierno. La clave pasará por volver a sentarse con Thomas Griesa y el mediador Daniel Pollack para pedirle que imponga el stay o medida de no innovar para que la Argentina pueda hacer los pagos freezados por la justicia.
En las arcas del Banco Central hay casi USD 3.000 millones de la deuda que el país no pudo girarle a los bonistas del exterior por orden de Griesa. Sólo cobraron los locales pero todo pago de interés o capital del bono Par, Discount o Global que tendría que haber salido hacia el exterior, quedó depositado en la Argentina.
"El juez Griesa nos ha estado defendiendo porque si puede levantar el stay le va a hacer aceptar a los fondos buitre en caso de que se presente una propuesta seria", dice Marcelo Blanco, ex Deutsche Bank Argentina que trabajó en la reestructuración de la deuda de 2010.
Credit Suisse dice que el próximo gobierno "será presionado para resolver su disputa con los acreedores". "Existe un amplio consenso en que el país necesita inversiones para impulsar el crecimiento y que el restablecimiento del acceso al financiamiento externo apoyaría la proceso de abordar los actuales desequilibrios económicos", sostienen.
La Argentina tendrá que sentarse a negociar no sólo con el enemigo número uno como Paul Singer de Elliott Management, sino con la totalidad de los holdouts; en el juicio por pari passu hay USD 8.000 millones en deudas aceptadas por Griesa. El monto total del litigio sería USD 15.000 millones al menos.
Por lo tanto, el país debería emitir bonos por ese monto para compensar a los acreedores. Se sabe que los fondos están dispuestos en aceptar títulos argentinos a largo con un quita inferior a la que recibirían en el canje oficial. Qué porcentaje de quita y el plazo de los bonos, serán claves para la nueva administración.
Otro banquero de Nueva York resaltaba que "los tiempos se aceleran" para la Argentina. Por la escasez de dólares en el Banco Central habrá que salir a acordar lo antes posible. Pero alertó que los holdouts van a avanzar con el Bonar 24 (tratar de bloquear los pagos) y tal vez a alguno de los bonistas del canje se le ocurra que acelerando la deuda puede obtener algo. "Deberá el próximo Gobierno ir a negociar en forma rápida para que la situación no se desmadre", agrega.
Blanco, ex negociador de la deuda, afirma lo mismo. "Si para marzo no hay novedades van a acelerar los pagos del Par", sostiene.
El fondo de inversión Owl Creek Asset Management es el que estuvo cerca controlar la cantidad suficiente de bonos en default para exigir en forma inmediata el pago total de los títulos, entre capital e intereses. Necesita contar con al menos un 25% de una serie de bonos para para reclamar su dinero de inmediato a través de la aceleración, o sea uno USD 5.400 millones en esa clase de título.