Ewen MacAskill estaba en Nueva York cuando en 2013 el prestigioso diario británico The Guardian para el que trabajaba le pidió que hiciera un viaje. Tenía que verificar, junto con la documentalista y productora norteamericana Laura Poitras y con el periodista Glenn Greenwald, si el entonces anónimo filtrador de información en Hong Kong era real. Lo era: lo entrevistaron durante una semana y publicaron artículos con su historia. Luego revelaron su verdadera identidad: Edward Snowden.
Desde entonces, el ex empleado de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) y la Agencia de Seguridad Nacional (NSA) tuvo que esconderse en Moscú, donde MacAskill lo vio en varias ocasiones.
A David Blishen le pidieron que acompañara a su colega británico a Hong Kong para ayudarlo. Cuando volvió a Londres siguió involucrado en el caso. En julio de ese año, Sheila Fitzsimons y él fueron entrevistados en sus oficinas por el Cuartel General de Comunicaciones del Gobierno (GCHQ, por sus siglas en inglés) para que entregaran la información filtrada. Junto al editor del diario, destruyeron en el sótano todos los equipos en los que tenían el material. Pero tenían una copia en Nueva York. O varias.
"La destrucción era producto de un acuerdo de compromiso con el GCHQ y el gabinete, ya que nos negábamos a entregar nuestros equipo o los datos. De hecho, lo que hicimos fue un acto sobre todo simbólico ya que solo tuvimos que mudar luego nuestro trabajo a New York donde teníamos otra copia de los datos", aseguró Blishen.
Todos ellos fueron los autores de los informes por los que The Guardian y The Washington Post ganaron el Premio Pulitzer al Servicio Público en abril de 2014.
MacAskill y Blishen estuvieron en la Argentina y brindaron una conferencia en la multinacional Baufest en la que participó iInfobae/i. "Los periodistas deben ser más inteligentes, deben protegerse más a sí mismos y a sus fuentes", pidió Blishen durante la charla.
"No sabía quién era Snowden, ni si era real o si era un criminal. Yo le quería creer, pero él tenía que persuadirnos", contó MacAskill, corresponsal de defensa y seguridad de The Guardian.
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