Después de la masacre, un fotógrafo de Reuters ingresó al edificio y pudo retratar con crudeza los restos de la masacre. Las escaleras inundadas de sangre han puesto en evidencia los intentos de los muertos por huir de las balas. La cacería de turistas llegó hasta el interior de las habitaciones. Los restos de balas en las paredes dan una idea de la magnitud del ataque.
Los yihadistas capturaron a 170 rehenes en el hotel más lujoso hotel de Bamako, y la operación de rescate lanzada siete horas más tarde se saldó con 27 muertos, entre empleados y clientes del hotel, además de los 13 asaltantes, todos abatidos por los agentes, según las cifras de la misión de la ONU.
El asalto al hotel Blu Radisson fue reivindicado por dos grupos yihadistas activos en el Sahel, Al Mourabitoun ("Los centinelas", dirigido por el histórico Mojtar Belmojtar) y Al Qaeda en el Magreb Islámico, que afirmaron haber actuado conjuntamente en una llamada a la agencia mauritana Al Ajbar, generalmente bien conectada con los grupos yihadistas de la zona.
Según los datos que se conocen, los 13 asaltantes robaron un vehículo diplomático estadounidense de marca Toyota, con el cual se presentaron en el hotel y pudieron así acceder a sus instalaciones, generalmente concurridas por diplomáticos, hombres de negocios o militares extranjeros.
Fuentes policiales dijeron que entraron en el hotel a gritos de "Alahu Akbar" ("Dios es grande") y declararon que todos los presentes estaban secuestrados, entre clientes, trabajadores y guardias del hotel, de diversas nacionalidades, como pakistaníes, indios, senegaleses, marfileños, turcos, canadienses o alemanes, entre otros.
La policía acordonó la zona cercana al hotel, que era sobrevolada por helicópteros de la misión de la ONU en Mali (Minusma) y del Ejército maliense, mientras alrededor del cordón se congregaron cientos de personas que aplaudieron al ver llegar a los militares de las fuerzas especiales para liberar a los rehenes.
Los militares malienses han sido ayudados en la operación por fuerzas especiales de la Gendarmería francesa enviadas desde París (40 miembros), además de militares estadounidenses presentes en Mali y soldados del contingente nigeriano de la Minusma.
El asalto al hotel comenzó por la tarde, siete horas después de la llegada de los secuestradores, y durante horas se pudo oír un intenso tiroteo dentro del hotel, que aparentemente fue en el que perdieron la vida 27 rehenes (varios de ellos occidentales, pero no se conocen sus nacionalidades) y los 13 asaltantes.
Testigos presenciales dijeron a EFE que entre estos asaltantes había dos con tez oscura que hablaban en inglés y árabe, lo que significa que no eran malienses y que habían llegado de fuera del país, sin que pueda precisarse su nacionalidad.
Los rehenes que pudieron ser evacuados tras la operación de asalto fueron conducidos en ambulancias de la ONU a un pabellón de deportes cercano para recibir los primeros auxilios; algunos de ellos abandonaban el hotel ensangrentados y aparentemente en estado grave.
Los cuerpos de los muertos han sido retirados del hotel y llevados a un lugar desconocido, mientras que la Policía Científica trabaja para identificarlos.
El presidente del país, Ibrahim Bubacar Keita, que se encontraba de visita en Yamena, tuvo que interrumpir su viaje y regresar de inmediato a Bamako. Antes de subir al avión declaró que la situación era "preocupante, pero no desesperada", y enfatizó que ningún país está a salvo de la amenaza terrorista.
Tres ataques similares
Los yihadistas, sólo este año, han perpetrado tres ataques similares en establecimientos de ocio frecuentados por occidentales.
El primero fue en marzo, cuando un restaurante de Bamako fue atacado por enmascarados con granadas y metralletas, con un saldo de cinco muertos; siguió luego la toma de un hotel en Mopti (norte del país), donde hubo siete muertos, dos de ellos terroristas, tras una larguísima jornada de casi 24 horas.
Aquellos dos atentados fueron reivindicados por dos grupos yihadistas, al igual que el de este viernes, lo que demuestra que Mali sigue siendo un país muy vulnerable a la actividad de estos comandos que se cree que se esconden en las zonas del norte del país, sin bases fijas, y que se aprovechan de la porosidad de las fronteras vecinas.
En el comunicado emitido el viernes, los autores que reivindicaron el ataque dijeron actuar para "exigir el fin de las agresiones contra las poblaciones del norte y centro de Mali y la liberación de los detenidos en las prisiones malienses".
El Gobierno de Mali decretó un estado de emergencia de 10 días. La oficina de prensa de la Presidencia maliense informó que un consejo de ministros extraordinario ha tenido lugar en la noche del viernes encabezado por el presidente del país, Ibrahim Bubacar Keita.
La ONU pidió tomar "todas las medidas necesarias"
El Consejo de Seguridad de la ONU alentó a todos los países con capacidad a tomar "todas las medidas necesarias" para actuar contra los yihadistas del Estado Islámico en Siria e Irak. Lo hizo en una resolución impulsada por Francia en respuesta a los ataques del pasado viernes en París y fue adoptada por unanimidad.
El texto también propone "redoblar y coordinar" la lucha antiterrorista, expresa la intención de ampliar las sanciones contra individuos y entidades vinculadas con el ISIS y pide hacer más para detener el flujo de combatientes extranjeros hacia Oriente Medio.
Pese a ese llamamiento a usar "todas las medidas necesarias" contra los terroristas, la resolución no invoca el capítulo VII de la Carta de las Naciones Unidas, que proporciona tradicionalmente el marco legal para el empleo de la fuerza.
El texto condena en "los términos más duros" los "horrendos ataques terroristas perpetrados por el ISIS" en junio en la ciudad tunecina de Susa, en octubre en Ankara, en el Sinaí y el pasado viernes en París, así como todos los demás atentados cometidos por el grupo.
Según el Consejo de Seguridad, la organización yihadista "tiene la capacidad y la intención de llevar a cabo más ataques" y representa una "amenaza global y sin precedentes a la paz y seguridad internacionales".
Francia presentó el borrador al resto de miembros este jueves, después de que el lunes su presidente, François Hollande, adelantase su intención de llevar el asunto al máximo órgano de decisión de la ONU.
"Frente a Daesh (ISIS), tenemos a la humanidad en común. Nosotros, los pueblos de las Naciones Unidas, tenemos el deber de defenderla", dijo inmediatamente después de la votación François Delattre, el embajador francés.
Delattre defendió que el ISIS cometió en París un "acto de guerra" contra Francia y aseguró que su gobierno tiene una "determinación absoluta" para combatir a los terroristas y buscará lograr "la movilización más amplia posible" de la comunidad internacional en ese esfuerzo.
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