El oficial de policía notó que se estaba formando una caravana detrás de un vehículo, que viajaba a 38 kilómetros por hora en una vía en la que la velocidad mínima era de 56 kilómetros por hora.
Al darse cuenta de que era un vehículo automático de Google, el agente "decidió contactar a los operadores para entender cómo esta clase de coches decidían a qué velocidad ir en cada tipo de carretera y explicarles que no debían obstaculizar el tráfico", según explicó el Departamento de Policía en su página web.
El proyecto de Google de los coches autónomos respondió al comunicado con una publicación en la red social de la propia compañía, Google+, en la que explicó que la velocidad de estos prototipos está limitada a 40 kilómetros por hora por "razones de seguridad" y para que no parezcan "una amenaza para la gente". "Queremos que se vean amigables en lugar de acercarse de forma terrorífica a las calles de un barrio", remató.
Google señaló que esta clase de vehículos autónomos rodaron a lo largo de casi 2 millones de kilómetros, lo que es equivalente a la experiencia que tendría un humano tras 90 años al volante y que en todo ese tiempo estaban "orgullosos de no haber sido multados nunca", agregó.
Por el momento, no obstante, Google retiró su flota de coches de las zonas de Mountain View y Austin, Texas, donde la velocidad mínima es superior a la que pueden alcanzar los prototipos.