Ya no lucían esas sonrisas fotogénicas que trascendieron en las últimas horas, donde se los veía plenos de alegría e impunidad. Permanecieron serios, con sus cejas casi unidas y sin hablar. Fueron los cinco minutos más importantes en las vidas de Efraín Antonio Campo Flores y de Francisco Flores de Freitas, sobrinos del jefe del régimen venezolano, a href="https://www.infobae.com/" rel="noopener noreferrer" Nicolás Maduro/a.
En esos fugaces momentos escucharon la acusación formal de la Justicia de los Estados Unidos, donde fueron imputados por narcotráfico. ¿La acusación? Conspirar contra el país del norte para intentar ingresar un cargamento de 800 kilos de cocaína. El circuito fue desarticulado en el aeropuerto de Puerto Príncipe, Haití, el martes pasado.
Los jóvenes se sentían disminuídos frente a la figura de James L. Cott, el magistrado de la Corte de Nueva York, donde les fueron leídos los cargos por los cuales se les imputaba y quedarían detenidos sin posibilidad de salir bajo fianza.
Con auriculares por los cuales escuchaban la traducción simultánea de la acusación, los sobrinos de Maduro trataban de no mostrarse débiles frente al juez. "Formó parte de la conspiración que Efraín Antonio Campo Flores y Franqui Francisco Floers de Freitas, los acusados, y otros conocidos y desconocidos, manufacturaron y distribuyeron la sustancia, sabiendo que sería importada ilegalmente a los Estados Unidos", les fue leído a los imputados. Los #narcosobrinos, como son tildados en las redes sociales en Venezuela.
Con una barba crecida y por el momento prolijamente recortada, Flores de Freitas y Campo Flores vestían una camisa azul con un gran número cuatro el primero y otra blanca su primo y hermano de crianza en el hogar de Maduro y Cilia Flores. Acompañados por su abogado John Reilly, escucharon sentados las imputaciones y dijeron comprender la gravedad de las mismas.
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