Mucho se habló acerca de los alimentos procesados, o industrializados. Se los tildó de "destructivos", cuando en realidad los procesos realizados sobre muchos de ellos tienen implicancias positivas en cuanto a sabor, duración y otros factores. Sin embargo, también es correcto alertar sobre los potenciales peligros del abuso de ciertos alimentos en su estado no natural, y de las consecuencias negativas que puede acarrear su consumo excesivo.
El Código Alimentario Argentino (CAA) define como alimento a "toda sustancia o mezcla de sustancias naturales o elaboradas que, ingeridas por el hombre, aporten a su organismo los materiales y la energía necesarios para el desarrollo de sus procesos biológicos". En este marco, la designación alimento incluye además las sustancias, o mezclas de sustancias, que se ingieren por hábito, costumbres o como coadyuvantes, tengan o no valor nutritivo. Por lo tanto, bien podría incluirse a los alimentos que sufrieron algún tipo de proceso como aptos para consumo humano.
Asimismo, el concepto de "alimentos refinados" tampoco se contempla en el CAA, pero sí aparecen en el mismo alusiones a procesos de este tipo (en cereales, aceites y otros), con el objetivo de disminuir el grado de acidez, sabores y olores que podrían ser desagradables para consumo humano.
La licenciada en Nutrición Romina Biondini (MP 1.843) destacó que "el reglamento del Mercosur incorpora el concepto de 'cereales procesados', como aquellos granos con cáscara o descascarados, enteros, partidos, aplastados y/o degerminados, y/o pulidos".
"Es común que las galletas, cereales, chocolates y quesos contengan grasas trans en su procesado"
Para la integrante del departamento de Nutrición de Clínica Diquecito "en realidad, los procesos de refinado se utilizan con la finalidad de elaborar un alimento inocuo, quitando o modificando a éste algunos aspectos que no serían de agrado para quien los consume (por ejemplo, acidez de los aceites vegetales), extendiendo su vida útil, o generando características que no son propias de la materia prima; como por ejemplo leche fluida, puré de tomates (se conserva más tiempo que el producto original) y galletas (productos crocantes)".
"Sí podemos decir que en estos procesos de elaboración o refinado, algunos nutrientes se pierden o disminuyen, dando como resultado un alimento de menor calidad nutricional, y aquí es donde radica el problema", consideró la especialista, para quien "en algunos casos, incluso, se agregan sustancias que, en grandes cantidades, pueden ser nocivas para la salud. Para poder entender mejor esta idea, es importante considerar al alimento no sólo desde su aspecto estético, sabor y aromas, sino también desde su calidad nutricional, es decir, qué aporta ese producto a nuestro cuerpo".
Este aspecto es el más importante y el más "peligroso" si no se le presta atención. "Podemos citar como ejemplo a las grasas trans. Los aceites vegetales (aceite de maíz o girasol, por ejemplo) son productos saludables siempre que se consuman en crudo (sin aplicar calor). Pero la industria, a través de procesos específicos, ha logrado solidificar este alimento, transformándolo en grasa trans", explicó Biondini, quien agregó: "Este producto final, como se conoce actualmente, no es saludable para consumo humano; por eso se está trabajando desde diferentes sectores para que no se utilice en la industria alimentaria".
¿Por qué no es saludable este producto si se obtiene de aceites vegetales? Justamente porque se lo refinó/procesó, y modificó de su estado natural.
Entonces, ¿es peligroso consumir grasas trans? "No es aconsejable. El problema es que son muchos los alimentos que utilizaban este producto, y el consumidor no siempre lo sabe. Es común que las galletas, panes, cereales para el desayuno, snaks, golosinas, chocolates y quesos contengan grasas trans en su procesado", aseguró la especialista.
¿Cuáles son los alimentos más peligrosos y por qué?
"Debemos estar alertas con aquellos alimentos cuyas materias primas recibieron tanto procesamiento y refinado que el producto final aporta escasos nutrientes y elevada grasa, azúcar o sal, y un alto contenido de aditivos. Justamente esta es una característica de los alimentos altamente procesados/refinados: al manipular tanto la materia prima (por ejemplo, grano de trigo), la industria alimentaria agrega otros componentes para dar textura, sabor, aromas agradables, y termina ofreciendo un producto de baja calidad nutricional, rico en grasas, azúcar y sal (galletitas dulces)", explicó Biondini.
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