Una sola certidumbre y un mar de dudas hay por estos días en el Banco Central. Los funcionarios saben –y admiten por lo bajo– que la tendencia actual de vender no menos de USD 100 millones diarios y caída de reservas es irremontable. Dicen que el agro no liquida (la semana pasada tan solo USD 200 millones) y que la demanda de dólares (a pesar de tener pisadas las importaciones y después de redoblar el cepo) es demasiado para afrontar con un nivel de reservas en baja. "No veo que vaya a cambiar la tendencia en el corto plazo", dicen escuetamente desde Reconquista 266.
Así el panorama, admiten en el Banco Central que el fin de año se viene "caliente". Al proceso electoral, que suma ruido por los posibles cambios de política, se suma la falta de avances en el nuevo swap con China. Alejandro Vanoli se llevó de la última reunión con su par del Banco Popular de China una especie de hoja de ruta para acceder a más yuanes que engorden las reservas. Fue en octubre y quedaron en que este mes iban a virtualmente cerrar otro tramo por al menos USD 5.000 millones. Nada de eso todavía sucedió. "Los chinos tienen otros tiempos", se suele escuchar.
Según supo Infobae, el acuerdo con los chinos está aún verde. Si bien hay reuniones técnicas entre ambos bancos, la situación está lejos de encaminarse en lo inmediato. El BCRA de alguna manera contaba con esos yuanes para que disfracen el derrumbe de las reservas. Este año ya perdieron alrededor de USD 5.000 millones.
La expectativa es a que no cambie nada en el corto plazo. Los sojeros no liquidan lo que deben por un combo de supuestos: uno, que habrá una devaluación con el próximo gobierno (quien sea que gane el 22 de noviembre) y dos, que bajarán las retenciones. Como siempre, los que tienen más espaldas stockearán lo más posible y liquidarán poco y nada. Estacionalmente esta época del año es de baja liquidación, algo que en este contexto se acentúa. Así las cosas, el BCRA se enfrenta a un dilema: cómo llegar a fin de año sin profundizar el cepo.
La situación particular de Vanoli tampoco es demasiado cómoda. Cambiemos llevó a la justicia al presidente del Central por su estrategia de operaciones en el mercado del dólar futuro. La demanda lo acusa de "defraudación contra la administración pública".
Si bien Vanoli piensa atrincherarse en el Central si gana Mauricio Macri, quien ya avisó que buscará su desplazamiento, ya se barajan caminos para forzar su salida. Ninguna de estas saldrían a la luz ahora, obviamente, pero se piensa en nuevas denuncias contra el banquero militante que ocupa la presidencia del BCRA. Dejan entrever en la oposición que Vanoli tendría otras "operaciones" de las que tendría que responder a la Justicia. Claramente, si gana Macri, Vanoli tendrá las horas contadas en el Central.
Esa incertidumbre explica también que parte de los funcionarios del Central no hayan tomado posición abiertamente con respecto al balotaje. En varias dependencias públicas, como lo es el Central (hace un tiempo sin autonomía), hay una especie de campaña para trabajar por el voto a Daniel Scioli. En el BCRA no se ve aún que haya una manifestación política de esta índole que ya existe en otras dependencias. Sucede que allí hay hombres de carrera con años de experiencia que están lejos de sumarse a campañas por un candidato.
"Nadie quiere quedar pegado porque no sabemos quién queda y quién se va. Si bien hay estabilidad por los puestos nadie asegura nada", cuentan. El afán de quedarse con todo lo que tiene el kirchnerismo hizo que hace poco Axel Kicillof cerrara las vacantes en el directorio. No hay chances de que el presidente que asuma el 10 de diciembre pueda colocar a un hombre de confianza en el directorio de la entidad, totalmente "camporizada" por Kicillof. Excepto, quizás, la figura del vicepresidente que ocupa Miguel Pesce. Sin pliego aprobado, podría ser el primer desplazado por el futuro presidente.
Mucha incertidumbre sobre el futuro de Vanoli y la cantidad de contratados por La Cámpora en el Central (número real que sólo se sabrá con una auditoría). Pero saben que de acá a fin de año las reservas seguirán bajo presión.