El arzobispo de Santa Fe y presidente de la Conferencia Episcopal Argentina (CEA), monseñor José María Arancedo, llamó a la calma y a debatir con "madurez" hacia el próximo 22 de noviembre, en medio de las acusaciones de la oposición al oficialismo por impulsar una "campaña sucia" contra el candidato de Cambiemos, Mauricio Macri.
El sacerdote recordó un documento publicado por los obispos de la Iglesia Católica argentina, en la que instaba a la sociedad a prepararse para las elecciones. En esa línea, planteó que "una contienda electoral no es una guerra", si ocurre en el marco de la democracia y de la Constitución.
"Es un espacio de ideas, de reflexión, de propuestas y de respeto entre las personas que compiten, para que la gente que tiene que votar pueda discernir", afirmó en una entrevista con Cadena 3. "Es un acto de madurez política y civil que la elección sea un momento de fortaleza de las instituciones y de compromiso de todos".
Independientemente de qué candidato termine siendo electo presidente, Arancedo envió un mensaje a los aspirantes de la Casa Rosada al plantear que "el que pierde no se tiene que ir, sino que deberá seguir, en el lugar donde la ciudadanía lo ubica, trabajando por el bien de todos".
El llamado de la Iglesia se produce en medio de una fuerte campaña del kirchnerismo para asociar al candidato de Cambiemos con la última dictadura militar, el neoliberalismo económico de los 90 y la crisis de la Alianza en 2001. La iniciativa del Frente para la Victoria, que se articuló principalmente desde las redes sociales y los medios de comunicación, fue catalogada por la oposición como una "campaña sucia", cuyo objetivo es "meterle miedo a los votantes" para evitar que gane el jefe de Gobierno porteño.
El titular de la CEA comunicó que renunció a sus cargos eclesiásticos por haber cumplido 75 años. Reveló que, si bien el papa Francisco le aceptó la solicitud, le pidió que su voluntad se haga efectiva recién a fines de 2017, cuando finalice su mandato.
"Tenés que seguir, tenés que seguir me dijo, así que yo le dije que si a él le parecía yo estaba dispuesto. Siempre charlamos con mucha confianza", comentó Arancedo esta semana, recién llegado de Roma, donde participó del Sínodo de la Familia, junto al arzobispo de Buenos Aires y primado de la Argentina, cardenal Mario Aurelio Poli, y del obispo auxiliar de Bahía Blanca y presidente de la Comisión Episcopal de Pastoral Familiar y Apostolado Laico, monseñor Pedro María Laxague.