Sectores de la comunidad chiita partidarios de Hezbollah ('Partido de Dios') se manifestaron en las últimas horas en las calles de Beirut, en lo que sería la primera vez que se observa una fisura de tal naturaleza con el grupo político-terrorista.
El importante aumento de las bajas y la falta de una política regional clara están impulsando a miembros de nivel medio de la conducción y a familiares de los muchos muertos de Hezbollah en la guerra siria a plantear preguntas que incomodan a su secretario general, Hassan Nasrallah, sobre el papel del grupo terrorista chiita libanés en la guerra civil de la vecina Siria.
Hezbollah es un brazo militar de Irán cuya ala política secuestró las instituciones democráticas libanesas y ocupa de facto la totalidad del país de los cedros como un ejército iraní de ocupación. Esto le ha permitido crear un Estado paralelo dentro del Estado legal libanes. En el plano exterior, sus hombres llevan más de 3 años luchando contra los rebeldes sirios que tratan de derrocar la dictadura del presidente Bashar al Assad.
El experto y analista político Alí al Amín, un estudioso desde hace muchos años de Hezbollah, "se está endureciendo el nivel de objeciones dentro del grupo sobre su desempeño y permanencia en Siria".
Después de una evaluación de cuadros altos y medios de la organización, la situación y el liderazgo de Hassan Nasrallah se ha puesto en discusión por primera vez, dadas las grandes pérdidas de hombres en combate en los últimos dos años; las bajas incluyen altos cuadros militares que han muerto a manos de grupos rebeldes sirios.
El último de estos episodios se produjo este domingo, cuando el grupo afiliado a Irán anunció la muerte de veintiocho combatientes que cayeron en los enfrentamientos de este fin de semana en Siria. Esto ha hecho que familiares de los muertos se marchasen en los barrios del Sur Beirut para reclamar a la cúpula del Hezbollah que reconsidere sus posiciones sobre el despliegue de combatientes en Siria. Al parecer, cuadros medios de la organización –aunque saben y entienden que Nasrallah acata órdenes de Irán– están descontentos con la conducción militar que se está instrumentando desde la secretaría general del partido.
El creciente estado de inquietud emerge ante la "ausencia de perspectivas de una victoria rápida" y ha superado la base de apoyo popular del grupo libanés a su liderazgo, según Amín.
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