Investigadores anticorrupción rusos denunciaron que el ministro de Defensa Sergei Shoigu construyó en secreto una mansión de 18 millones de dólares en las afueras de Moscú. El hombre fuerte del Kremlin y uno de los más cercanos a Vladimir Putin no dio aún explicaciones sobre las acusaciones de corrupción que pesan sobre él.
Shoigu levantó su "palacio" parecido a las pagodas chinas de la época de los emperadores. La revelación del hecho y de las fotografías estuvo a cargo de Alexei Navalny, responsable de la Fundación Anticorrupción de Rusia, bajo el título El palacio más cortés. El nombre hace referencia a cómo el propio ministro nombró a las tropas que lucharon contra Ucrania y a sus eslóganes sobre "ciudades conquistadas cortesmente".
La exótica mansión está construida sobre una superficie de 9 mil metros cuadrados en Barvikha, una ciudad exclusiva en las afueras de Moscú. Es allí donde los multimillonarios rusos y los altos jerarcas de las fuerzas armadas construyen sus hogares. El ministro pretendió ocultar la obra, pero se movió con cierta impunidad. Colocó su casa bajo el nombre de su hija Ksenia. Luego fue "transferida" a una mujer de nombre Yelena Antipina, quien según los investigadores es su cuñada.
Los números no cierran. La mansión, valuada en más de 18 millones de dólares, no podría ser justificada por la familia de Shoigu, quien declaró ingresos por 2.700.000 dólares entre 2010 y 2012. Sin embargo, no será fácil comprobar las irregularidades de la operación y de dónde sacó el hombre de confianza de Putin el dinero para pagar su construcción. Georgy Alburov, investigador en la causa, fue amenazado de muerte durante sus pesquisas. Fueron detenidos y al momento de los interrogatorios le preguntaron por vinculaciones con el grupo terrorista Estado Islámico.