El dentista Harold Katz lleva años estudiando el mal aliento. En su centro de salud The California Breath Clinics investigó las principales causas que producen esa incomodidad que puede llevar a varias personas a recluirse socialmente en algunos casos. Allí determinó que el estado de la lengua de un paciente -entre otros motivos- es clave para identificar las causas.
Según el estudio, las lenguas "más irregulares" son propensas a recolectar mayor cantidad de bacterias, lo que lleva a tener mal aliento, según explicó Katz. El especialista volcó todos sus conocimientos en un libro al que llamó La Biblia del mal aliento, un éxito de ventas. Incluso, en sus páginas, también cuestiona a algunas pastas dentales.
Son miles de millones las bacterias que se encuentran entre la lengua, los dientes, la garganta, y hasta en las amígdalas. Algunas de ellas producen un olor similar al azufre, una de las causas del inicio del mal aliento. Los olores más característicos según "La Biblia..." son similares al sufuro de hidrógeno, como los huevos podridos, o al metil mercaptano, parecido a una col en mal estado, según publicó el diario británico DailyMail.
La boca, según el autor, es un lugar ideal para la formación y conservación de bacterias y organismos vivos. Sin embargo, pese a lo que se cree, no todas ellas son malignas. Muchas de ellas están allí para evitar el ingreso de otras dañinas que pudieran provocar alguna enfermedad en el cuerpo.
La topografía de la lengua indica claramente si es propensa a alojar más o menos bacterias. Cuanto más áspera es la lengua, más proclive a tener mal aliento será. Aquellas que tienen más fisuras o grietas también tienen tendencia a conservar este tipo de microorganismos que generan esa respiración olorosa. Un color amarillento en la superficie de la lengua también es indicador de que allí se están multiplicando las bacterias.
Otras lenguas tienen papilas gustativas más grandes que lo normal. Son conocidas, según Katz como "lengua vellosa". Esto genera que su superficie tenga una "textura" áspera. Para ello, muchos profesionales aconsejan utilizar un objeto contra la lengua que la raspe para eliminar cualquier residuo. Incluso, algunos cepillos de dientes tienen en su reverso una estructura que ayuda a esta tarea durante el lavado. Sin embargo, según el autor, no siempre es una buena solución.
Las pastas de dientes no siempre son suficientes para contrarrestar el mal aliento. Algunas de ellas contienen lauril sulfato de sodio; genera espuma, tiene detergente, pero no limpia como debería hacerlo. Incluso, podría generar llagas y úlceras dentro de la boca.
- La tos con flema. Los mocos contienen proteínas que alimentan a las bacterias, logrando reproducirlas.
- Los dulces también generan el mismo efecto, además de generar otros tipos de males en la dentadura.
- El cigarrillo y el alcohol.
- Intolerancia a la lactosa.
- Los jugos ácidos.
- La boca seca permite que los microorganismos florezcan.
- Las apneas o respirar por la boca al dormir.
- Encías sensibles o enfermas.
- Remedios: aquellos que reducen la inmunidad o que provocan sequedad en la boca.