Alionzo Rutillo Ramos Mariños, alias "Ruti", ex integrante de Sendero Luminoso, no podía entenderlo. ¿Cómo era que Marco Estrada González, su aliado en controlar y regentear el territorio narco de la Villa 1-11-14, tenía una mejor situación? Habían caído presos casi al mismo tiempo en 2001 junto a Isidio Teobaldo Ramos Mariños, alias "Meteoro", condenados por el Tribunal Oral Federal Nº2. Pero Marco salió tiempo antes que él de la cárcel. Y "Ruti" no lo soportó. Esa mínima razón terminó en sangre derramada, una división comercial y delictiva que conformó el mapa del narcotráfico peruano en las villas porteñas tal como lo conocemos.
Así, Marco comenzó a empujar a sus ex socios fuera de la 1-11-14, hacia barrios periféricos del Bajo Flores como el Rivadavia. La masacre de la procesión de la Vírgen de los Milagros, ocurrida en el 29 de octubre 2005, en la que cinco cadáveres, incluido un bebé, terminaron en las calles de la Villa, fue un último intento de "Ruti" de tomar el poder, matar a Marco y volver a ser local. Una testigo que se presentó como querellante en el juicio declaró que le imploró piedad a Ramos Mariños, que le gatilló de todas formas.
Así, "Ruti" tuvo que alejarse para desembarcar eventualmente en el Barrio Ferroviario de la Villa 31 bis con su sobrino, Richard Ramos Noa, alias "Choclito" como parte de la avanzada y con su hermano "Meteoro" también en el plan. Pero en 2008, "Ruti" llegó al penal de Ezeiza: el Tribunal Oral en lo Criminal Nº15 lo condenó a 18 años de cárcel. Mientras tanto, "Choclito" y sus hombres se batían a punta de pistola por el control del territorio con diversos capos rivales, principalmente con César "El Loco" Morán, peruano también, sanguinario líder de una banda de pungas, condenado por dos homicidios en el penal de Devoto y por amenazar a un vecino para quitarle la casa.
Hoy, siete años después, la guerra narco en la Villa 31 bis continúa. Infobae relató esta mañana la nueva escalada de tensiones entre traficantes paraguayos, hombres de Morán y nuevos peruanos que obedecerían a "Ruti", hoy en Perú, expulsado del país bajo la figura jurídica de extrañamiento. Pero esto no es una historia nueva, sino el nuevo episodio de una situación que a pesar de múltiples intervenciones policiales y judiciales, nunca pudo ser detenida. Y todo esto fue previsto por dos fiscales, autores de una denuncia pionera presentada a la Cámara de Apelaciones, un mapa del delito que llevó a condenas por homicidio, narcotráfico, lavado y abuso de armas, un documento hasta hoy inédito al que Infobae tuvo acceso.
En 2006, Mónica Cuñarro -en ese entonces fiscal de instrucción, hoy fiscal general, la mayor especialista en delitos complejos del país y posible candidata a un puesto clave en su área- y Carlos Rívolo, que investigó al vice Amado Boudou, a cargo de la Fiscalía Nº2 en Comodoro Py, con ayuda de la Cámara del Crímen y más de 20 jueces y fiscales, comenzaron a conectar más de 20 diversas causas a lo largo del territorio porteño que databan desde 1999, con más de 100 heridos ingresados al hospital Piñero en seis meses y hasta mulas evisceradas post-mórtem para sacarles droga de las entrañas.
"Graves hechos criminales en los que se enfrentan diversas bandas por el dominio del territorio y que han desatado una violencia sin igual, ante la desidia, omisión y fracaso de la inteligencia y prevención que les corresponde a las autoridades respectivas o tal vez su participación", razonaron Cuñarro y Rívolo, enfocados en territorios como la Villa 1-11-14 y los barrios Rivadavia I y II. "En lo que va del corriente año más de diez personas han sido ejecutadas, lesionadas gravemente o evisceradas -luego de morir por efecto de las cápsulas de cocaína que transportaban-, en hechos cuya violencia tiene como objetivo provocar miedo en la gente que habita esos barrios. Se advertirá que, prácticamente, estas zonas son un territorio sin ley ni control, ni prevención, ni atención", continuaron los fiscales.
La conclusión, entonces, se volvió obvia: "Fue justamente la lectura global la que dejó entrever que no se trata de hechos aislados sino que forman parte de una batalla para el control de un territorio propicio para el tráfico de sustancias estupefacientes que tiene su epicentro en la ciudad de Buenos Aires y que se puede llevar a cabo sin mayores trabas con la tácita anuencia o participación de las autoridades que tienen a su cargo la seguridad de los ciudadanos... Lo saben, y peor aún, los funcionarios omiten proporcionar los datos necesarios para que se investigue –y se devele- el trasfondo y la causa madre de estos hechos violentos, incógnita que esta investigación seguramente revelará. Pero al fraccionar los hechos, o las causas, u omitir la vinculación de elementos de prueba, se ocultan los elementos vitales para desentrañar la trama y que, a no dudarlo, de conocerlos, ello permitiría neutralizar y prevenir este flagelo".
Los dueños somos nosotros
En la denuncia, elevada ya en 2006, "Ruti" era señalado como el cabecilla del control territorial en la 31 bis. Establece también el origen común con su ex socio Marcos 1-11-14, principalmente con el triple homicidio de la "canchita de los paraguayos" de 1999, el primer golpe de respeto en el que perdieron la vida Julio Chamorro Revollar, Marco Antonio Carrión Hinostroza y Mario Rossi Marcelo y que fue investigado por el Juzgado de Instrucción Nº37. Con Marco y Ruti ya presos, "la organización siguió operando, estableciéndose la gente de Marco en la zona de la villa 1-11.14, dirigida por su esposa, Silvana Enríquez Alarcón, su suegra, Lili Lucila Enríquez Alarcón, y un grupo de secuaces apodados entre otros 'Foco', 'Careco', 'Lalo', 'Chispita' y 'Cara de bebé'".
La masacre de la Vírgen de los Milagros, establece el texto, ocurrió con "Ruti" ya instalado en la 31 bis. Cuñarro y Rívolo lo señalan como su presunto autor intelectual, con la ayuda de infiltrados en el grupo de Marcos. Era una ruptura de códigos: para buscar a Marcos y matarlo, "Ruti" baleó a inocentes. La muerte de su hermano "Meteoro" fue la consecuencia: "La venganza no se hizo esperar y Marcos salió en busca de Ruti y de los traidores para ajustar cuentas. Primero se dirigió a la villa 31 bis para terminar con la vida de Ruti, a quien no encontró porque también habría sido avisado, pero quien encontró la muerte fue 'Meteoro', hermano de éste".
Entre los participantes de la masacre, los fiscales pudieron establecer a Axel Rodríguez Meléndez, que trabajaba en la remisería Nuestra Señora del Carmen en la manzana 26 de la 1-11-14. El 9 diciembre de 2005, Rodríguez Meléndez apareció en un carro en la intersección de Varela y Perito Moreno, muerto por estrangulamiento, su cuerpo casi quemado. Los hombres de Marco Estrada lo identificaron como un infiltrado de "Ruti" y lo ejecutaron por traidor, un hecho que quedó a cargo del fiscal Martín Niklison. Así, Ramos Mariños, que terminaría preso tres años después, quedaba totalmente expulsado del Bajo Flores.
Ingresar al Barrio Ferroviario, lindero al Playón Este, quedó a manos de su sobrino "Choclito", con César "El Loco" Morán como su rival en el territorio, acaso más sádico que él, más violento.
Un estilo de narco
"Choclito" Ramos Noa no era como Morán, confían fuentes que conocen a fondo la zona. En un sentido perverso, era otra clase de delincuente, quizás más benévolo. Petiso, de anteojos, ropa y zapatillas caras, caminaba de forma enclenque por el Barrio Ferroviario, casi siempre rodeado de cinco guardaespaldas que no dejaban ver sus armas. Sus dealers tampoco se dejaban ver a simple vista ni le expropiaban casas a gente del barrio. Incluso avisaban cuando vendrían los sicarios de César u otra banda a enfrentarse a balazos con ellos por la noche.
"Choclito" tomó el ejemplo de Marcos Estrada González en la 1-11-14, su política de dádivas y gestos magnánimos: llegó a regalar sidra y pan dulce y a ponerle límites a pibes chorros locales. La cocaína era la droga, no se consumía a simple vista en el barrio. La llegada del paco empeoró el esquema; el consumo se volvió visible y los soldados más jóvenes y más despiadados.
"Choclito" fue detenido en abril del 2009 en la manzana 7 del Ferroviario, según detalló un cable de Télam, en el marco de una causa investigada por el juez federal Sergio Torres y su equipo. Los celulares de dos dealers detenidos habían apuntado a él. Por otra parte, una escucha proveniente de una causa en otro juzgado federal revelaba comunicaciones entre "Choclito" y su tío "Ruti", que lo instruía, básicamente, para que cope la 31 bis. Se le encontraron máquinas de termofusión para sellar envoltorios y dos armas de fuego. En una casa allanada en el operativo se encontraron además balas con punta de teflón, capaces de perforar chalecos antibalas.
"Choclito" fue visto por última vez en el Barrio Ferroviario en agosto del año pasado, un intento de regresar que fue repelido por César y sus soldados. Hoy, con su hermano Rusben recientemente asesinado por un sicario en la calle Charrúa cerca de la Villa 1-11-14, crece con fuerza el rumor de su vuelta a la 31 bis. Hay quienes afirman que "Choclito" ya no tiene poder ni gente en el Barrio Ferroviario, pero el nombre de su tío resuena fuerte en el Playón Este. Junto a los traficantes paraguayos que entran en la ecuación, se vuelve un factor imprevisible.