Si hay un aspecto de la vida en el que la gente se deja influenciar por las "modas" es la alimentación. Hubo épocas en que todos los que querían perder peso hacían la "dieta disociada", tiempos en que ganó adeptos la "proteica" y hasta tuvo su auge la "líquida".
Pues ahora parece ser el turno de "la dieta celíaca", como una manera de (creer) evitar las harinas.
Para todos ellos, la mala noticia la trajo la licenciada en Nutrición Lucía Molina (MN 5197), quien aseguró a
que "muchos quieren seguir esa dieta por el mito de creer que no comen harina y en realidad el celíaco consume otros tipos de harina, como las de arroz o de mandioca por ejemplo".
"Si se cuentan las calorías, un pan apto para celíacos no tiene menos que uno 'estándar', e inclusive a veces tienen más porque se les suele poner más materia grasa para que duren más tiempo o sean más esponjosos", aseguró la especialista de Halitus Instituto Médico.
Y si bien el gluten nutricionalmente no aporta demasiado al organismo, por lo que dejar de comerlo no traería consecuencias, Molina insistió en que "el riesgo de hacer este tipo de dieta sin consultar a un especialista es que se consumen pocos hidratos de carbono lo cual nutricionalmente es un error".
El veredicto es irrefutable: no a la dieta sin TACC para adelgazar. "Es un mito que la dieta celíaca sea baja en calorías; si uno compara una dieta para bajar de peso con una libre de gluten las calorías son las mismas", sentenció la especialista, quien agregó que "además no es menor el tema del costo, ya que es mucho más caro el tipo de productos que se usan para elaborar la comida apta para celíacos".
Otro caso es el de las personas que, sin padecer esa enfermedad autoinmune, por cuestiones de salud deciden llevar una dieta libre de gluten.
Los llamados "celíacos por elección" son personas con digestiones pesadas, molestias abdominales, cansancio crónico y/o diarreas, que deciden excluir el gluten de su dieta, convencida de que esta es la causa de sus males.
Y pese a que seis de cada ocho personas con diarreas crónicas y dolor abdominal tienen sensibilidad al gluten sin ser celíacas, el gluten no es un tóxico ni el nuevo villano de la dieta. Y con la decisión de eliminarlo de la dieta, sin ser celíaco, nunca se llega a saber la causa real del malestar digestivo. Además se puede retrasar o enmascarar el diagnóstico de una posible enfermedad celíaca.
"Cada vez vemos más personas con una leve intolerancia al gluten, sin llegar a ser celíacas, que manifiestan distensión abdominal. Esas sí se benefician de no comer trigo, avena, cebada y centeno, pero eso tiene que ser indicado por un gastroenterólogo y seguido de cerca por un nutricionista", manifestó Molina.
La celiaquía es un tipo de intolerancia al gluten, que produce una reacción inmunológica y se diagnostica mediante un análisis de sangre, para buscar anticuerpos específicos de la enfermedad y una biopsia intestinal, para determinar el grado de atrofia de las vellosidades intestinales.