¿Las redes sociales "arruinan" la vida de los jóvenes?

Cuál es el impacto sobre la salud frente a la sobreexposición a los diferentes dispositivos tecnológicos. Cómo evitar el fenómeno de los "cibersolitarios" en los menores de 20 años

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Está claro que internet es una de las herramientas tecnológicas más enriquecedoras que cambiaron para siempre la vida de las nuevas generaciones. Especialmente a partir de los nativos digitales, los hoy menores de 20 años.

Esta accesibilidad –antes impensada– a una gran nube virtual de información y conocimiento en "estado puro" y la capacidad ilimitada de interconexión global instaló al mismo tiempo el debate alrededor de los límites y amenazas, psicológicas y físicas, que provoca la sobreexposición de los jóvenes a tanta vida online.

El mundo a sólo un click

Un estudio de la consultora internacional Pew Research Center a 1.000 chicos de entre 13 y 17 años dejó clara la convivencia íntima de los jóvenes con internet.

Un 92% de los adolescentes encuestados reconoció conectarse al menos una vez por día. Y un 24%, es decir uno de cada cuatro, asumió mantenerse online prácticamente todo el día.

De tal manera, la intervención de los padres es primordial en la adolescencia de sus hijos. Si bien es imposible luchar contra la presencia de las nuevas tecnologías en la vida habitual de las personas, los progenitores sí disponen de herramientas para evitar que sus hijos se transformen en unos cibersolitarios.

El número de mayores de 20 años que prefieren estar solos en sus casas y entablar relaciones mediante sus celulares, antes que con el vínculo cara a cara, es cada vez mayor y está cambiando incluso el lenguaje.

"Las conexiones digitales ofrecen la ilusión de que estamos acompañados, con la ventaja de que no incluyen las demandas de la amistad. Nuestra vida virtual nos permite escondernos de los otros", explicó Sherry Turkle, piscóloga y profesora del Instituto Tecnológico de Massachussets.

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Los peligros psicológicos

La convivencia con internet puede modificar el comportamiento de los jóvenes. Desde la obsesión por conseguir todo de manera inmediata hasta estados de depresión profunda, en caso de no conseguir la respuesta esperada.

Un estudio del 2014 realizado por el Colegio Nacional de Asistencia a la Salud de Estados Unidos sobre 80.000 estudiantes secundarios descubrió que un 54% de los investigados experimentó episodios de ansiedad en el último año a raíz de su uso de internet, un 8% consideró seriamente la posibilidad del suicidio y un 6,4% se autoinfligió algún tipo de herida.

Los peligros de la "vida real"

En muchos de los casos, los jóvenes no sienten la seguridad suficiente como para hablar de sus traumas con sus padres y ahí es cuando nace el problema. Internet puede aparentar ser la solución a los problemas, y muchos de los jóvenes suelen encontrar refugio en la primera mano que se les ofrezca.

En el otro lado de la pantalla existe gente solidaria y honesta, como también están aquellos que aguardan la aparición de un joven indefenso y con la moral por el suelo para sacar ventaja de la situación, por más salvaje que sea.

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El futuro, en soledad

De no atender a tiempo la adicción de los hijos a internet y las redes sociales, el resultado más cercano puede aparecer entre los 20 y 30 años, y en un ambiente absolutamente solitario.

El denominado grupo de los "cibersolitarios" ya está asentado entre los veinteañeros y promete modificar por completo el vínculo entre las personas en las próximas décadas.

Otro estudio de Pew Research Center, con jóvenes de entre 18 y 29 años, reveló que el 47% de los encuestados apelan a los dispositivos para evitar el contacto directo con personas que están a su alrededor. Además, otro 46% reconoció que ya no podría vivir sin su celular al lado.

En tanto, la Universidad de Virginia Tech desarrolló un informe denominado "El efecto iPhone", en el que analizaban las relaciones entre parejas en un lugar público tanto con el celular sobre la mesa como sin él.

Los estudios definieron que aquellos que no tuvieron presentes los teléfonos en la charla lograron generar una mayor proximidad y empatía con el otro.

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Consejos para los padres

Entablar un código de comunicación: la clave es que los padres puedan mantenerse al tanto de las actividades diarias de sus hijos sin estar revisando o controlando por detrás redes sociales como Facebook o Twitter. Que el adolescente pueda mantener su privacidad intacta es un factor clave para que luego confíe en su padre.

Introducción paulatina a la red: en el caso de los más chicos, es importante introducirlos de a poco en el mundo online. No permitir que conviertan el vínculo con la red en una adicción de manera inmediata y así queden expuestos en un lugar donde no tienen tanta experiencia.

Un 46% de los veinteañeros admite que ya no pueden vivir sin el celular al lado

Calmar su ansiedad: hacerles entender que no es necesario estar informado o al tanto de lo que sucede en su núcleo las 24 horas del día. Además, hacerles entender a los hijos que no deben venderse constantemente, sino que la actividad en la red consiste en relaciones colaborativas.

No quedar al desnudo: es importante concientizar a los hijos sobre las consecuencias que tiene su exposición constante en las redes sociales. Eso puede afectar futuras relaciones, búsquedas de trabajo o la posibilidad de forjar una carrera. Si se les puede enseñar sobre salud sexual o el abuso del alcohol, también se les pueden aportar consejos sobre la prudencia en las comunicaciones.

Uno de los grandes íconos de la lucha contra los abusos online es Coby Persin, un youtuber que desarrolló un contenido audiovisual crudo pero esencial: grabó cámaras ocultas en las que se hizo pasar por un adolescente de 15 años para atraer chicas al lugar que él quisiera verlas. El objetivo fue el de concientizar.