El control en el interior de algunas cárceles en el nororiental estado brasileño de Pernambuco "fue transferido" por el Estado a un grupo de presos, conocidos como "llaveros", denunció en San Pablo la organización no gubernamental Human Rights Watch (HRW).
El informe 'El Estado dejó al mal tomar cuenta', que forma parte de un ciclo de estudios sobre las peores prisiones del país, concluye que el estado de Pernambuco tiene las cárceles más superpobladas de Brasil.
El informe de HRW
Según HRW, los "llaveros" son "escogidos a dedo" por las autoridades y en el presidio de Curado, el mayor de la región con 7.000 presos -el triple de su capacidad-, 26 de ellos operan en los tres edificios que integran el complejo penitenciario.
Los "llaveros" son "escogidos a dedo" por las autoridades
Los voceros de HRW en Brasil indicaron que los responsables de la administración penitenciaria en Pernambuco entregan literalmente las llaves de las celdas a presos "todos ya condenados y con cierto liderazgo", quienes se encargan de la movilización interna de los reclusos y de acompañar a los guardianes, abogados e incluso jueces.
"Muchos de los 'llaveros' llegan a pagar sobornos para ser designados en su función", dijo uno de los voceros de HRW.
La Secretaría de Justicia y Derechos Humanos de Pernambuco reconoció que el sistema carcelario enfrenta desafíos en materia de hacinamiento y salud, pero evitó comentar sobre la "transferencia del control" casi que de manera oficial para los propios presos al interior de las cárceles, como denunció HRW.
Los "llaveros", de acuerdo con el informe, "venden drogas, extorsionan a otros presos y exigen pagos en contraprestación para entregar lugares para dormir".
LEA MÁS:
"Ellos (los 'llaveros') usan 'milicias' formadas por presos para amenazar y golpear a aquellos que no pagan sus deudas", con los guardianes penitenciarios "haciendo la vista gorda" o hasta participando de las actividades ilegales, según comentaron a HRW otros presos y familiares de reclusos.
El sistema penitenciario de Pernambuco alberga 32.000 presos, que triplican su capacidad de 10.500, y la mayoría está en "condiciones peligrosas e insalubres, en una flagrante violación de las normas regionales e internacionales".
El riesgo de violencia sexual, sin que las autoridades tomen medidas, y la proliferación de enfermedades, como la tuberculosis que en las cárceles de Pernambuco tiene una incidencia 100 veces mayor a la media del país, hacen todavía más "caótica" la situación en esa región, señaló a la agencia de noticias EFE el investigador de HRW César Muñoz.
El analista indicó que una de las razones para el aumento de la población carcelaria en Pernambuco ha sido la falta de "audiencias de custodia", en las que el juez puede acelerar el proceso y evitar que personas lleguen o permanezcan de manera arbitraria en los centros de reclusión de ese estado.
Las "audiencias de custodia", exigidas por el derecho internacional humanitario, comenzaron a ser realizadas para delitos en flagrante desde agosto en Recife, capital de Pernambuco, y eso ha evitado que "sospechosos" pasen, sin necesidad, muchos meses en prisión a la espera de tener su primer contacto con un juez.
Para María Laura Canineu, directora en Brasil de HRW, también ha contribuido en el aumento de la población carcelaria "la cultura de una sociedad que prefiere la reclusión".
Canineu afirmó que las autoridades regionales deben "ampliar" el proyecto de las audiencias de custodia" y ellas deben ser declaradas como "obligatorias" por el Gobierno federal.
"Al cumplir su obligación de proteger a las personas contra el encarcelamiento arbitrario, el estado de Pernambuco podrá, al mismo tiempo, aliviar la superpoblación, una situación que contribuye para las condiciones insalubres, degradantes y peligrosas en sus prisiones", subrayó Canineu.
Los autores de un homicidio dentro de un penal decidieron cocinar y comer el hígado de la víctima
El informe presentado en San Pablo sobre las cárceles de Pernambuco coincidió con una denuncia del fiscal Gilberto Cámara Júnior sobre prácticas de canibalismo en el complejo penitenciario de Pedrinhas, en San Luis, capital del nororiental estado de Maranhao.
El fiscal indicó que un preso fue asesinado en 2013 por disputas internas con miembros de otra facción criminal que estaban también encarcelados en Pedrinhas y los seis autores del homicidio decidieron cocinar y comer el hígado de la víctima, de la que llegaron a cocinar otras partes del cuerpo para ocultar el cadáver.
Pedrinhas, una de las cárceles más violentas del país y famosa por las decapitaciones en las constantes riñas entre presos, fue el objeto de estudio en el primer informe de HRW sobre el sistema carcelario de Maranhao.
Sobre el caso de canibalismo, Muñoz indicó que en la visita que hizo el equipo de HRW al lugar, varios presos y familiares relataron el macabro incidente al grupo investigador.