Cada vez más personas llegan a la consulta con un psiquiatra o psicólogo derivadas de un periplo médico que concluyó en el diagnóstico de trastornos de ansiedad.
Hoy se sabe que este tipo de trastornos abarcan los ataques de pánico, fobia específica, trastorno por ansiedad generalizada y trastorno por ansiedad social. Cada uno con sus características particulares, síntomas y efectos. Pero hace unos años este conjunto de dolencias no tenían nombre y apellido como en la actualidad.
Es que la inseguridad cotidiana, la presión en el ámbito laboral, el cansancio y las obligaciones del día a día son una constante y muchas veces la respuesta del organismo no termina siendo la esperada.
"No es malo sentirse ansioso; todos tenemos ansiedad porque es algo corriente y normal en los seres humanos", sentenció la licenciada en Psicología Gabriela Martínez Castro, para quien "sin embargo, esta ansiedad debe establecerse dentro de determinados parámetros para que sea considerada como benévola, ya que cuando supera límites normales, la ansiedad comienza a ser un problema".
"La ansiedad debe establecerse dentro de determinados parámetros para que sea considerada como benévola"
Sin embargo, la gente que los presenta suele no darse cuenta de tal situación. Como explicó la especialista en trastornos de ansiedad y directora del Centro de Estudio Especializado en Trastornos de Ansiedad (Ceeta), "el psicólogo es el último profesional al que llega el paciente, ya que previamente hace el recorrido por todas las otras especialidades médicas. Hasta que se cansa de que todos le digan que 'está sano y no tiene nada', es ahí donde consulta a un terapeuta, ya sea psicólogo o psiquiatra".
Pero ¿cómo hace una persona para reconocer un trastorno de ansiedad? Tiene que existir una situación que se convierta en factor desencadenante por el cual el sujeto se sienta aturdido. Martínez Castro comentó que "la ansiedad en valores normales permite reaccionar y preparar una respuesta en forma de conducta cuando nos vemos enfrentados a los hechos de la vida cotidiana". Sin embargo, cuando ésta desborda a la persona y su reacción se considera anormal, se habla de un probable trastorno de ansiedad.
Martínez Castro diferenció entre trastorno por ansiedad generalizada y trastorno por ansiedad social. "El trastorno por ansiedad generalizada es común que se manifieste cerca de la vida adulta y se da cuando la persona se preocupa excesivamente por cuestiones de la vida cotidiana y no puede priorizar, pues le resulta igual de importante la operación de riesgo de un familiar que llegar impuntual a una cita", explicó la especialista. En tanto, señaló que "el trastorno por ansiedad social suele desarrollarse en la adolescencia, y su rasgo distintivo es el temor a ser rechazado o criticado negativamente, por lo cual el paciente evita situaciones sociales y se aísla".
Diez pensamientos que un ansioso repite cada día
Uno de los síntomas más molestos de la ansiedad es tener que lidiar con pensamientos que se convierten en una preocupación constante. A veces estos pensamientos están justificados ("¿apagué el horno?"), pero a menudo son totalmente infundados ("¿mi jefe me odia?"). Y lo peor es que el cerebro no sabe diferenciar.
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