A partir de la década de 1970, cuando la acumulación de evidencia de estudios en animales y humanos demostró que una dieta alta en grasas saturadas y colesterol es un factor de riesgo importante para las enfermedades cardiovasculares, las directrices dietéticas instaron a la gente a comer menos grasa.
Aunque los consejos de salud se centraron en las grasas saturadas de los alimentos de origen animal, muchas personas generalizaron el consejo y lo aplicaron a todas, eligiendo en su lugar un abanico de comida baja en grasa y alimentos sin grasa rica en hidratos de carbono: desde galletas a yogures endulzados. A partir de entonces aumentó especialmente el consumo de dos tipos de carbohidratos: almidones y azúcares refinados que han contribuido a generar la actual epidemia de obesidad y la diabetes tipo 2 y enfermedades del corazón.
En los últimos 40 años, los hidratos de carbono reemplazaron a las grasas en las dietas
Los expertos notaron que los esfuerzos para corregir los "pecados dietéticos" pasados están en la dirección equivocada y causan enfermedades del corazón y derrame cerebral.
"El error cometido fue haber puesto tanto énfasis en bajar la grasa sin hacer hincapié en la calidad de los hidratos de carbono, creando la impresión de que todas las grasas son malas y todos los carbohidratos son buenos", dijo el doctor Hu, profesor de nutrición y epidemiología de la Universidad de Harvard al diario New York Times, "Es muy importante distinguir entre las grasas saludables y malas y los carbohidratos saludables y malos".
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