Hay misterio en torno a los gatos. Los egipcios los veneraban. Alguna literatura les asignó el rol de mascota favorita de brujas y otros villanos. Y la ciencia, por supuesto, los ha estudiado, descubriendo los beneficios de la compañía felina para la salud.
Un estudio publicado por el American Journal of Cardiology afirma que acariciar de manera rítmica a una mascota reduce el estrés, más aún cuando se trata de un gato, cuyo ronroneo tiene un efecto sedante.
¿Pero cómo incorporar la presencia de gatos en la rutina diaria? Yendo a un cat cafe, un lugar donde se puede tomar un cafecito en medio de la jornada de trabajo, cuando el pico de estrés amenaza. Pero que, a diferencia de un bar común, tienen una población propia de animales. El concepto es así de simple: café y gatitos, para relajarse.
Existe cierta polémica con respecto al origen de estos lugares (o más bien son varios los que se atribuyen el invento). Cierta leyenda urbana afirma que el primer café poblado de gatos abrió de 1912 a 1914 en Viena, Austria, y que Lenin era un habitué, aunque no hay una sola prueba de que el lugar alguna vez haya existido.
El Cat Flower Garden existe en Taipei (Taiwan) desde 1998 y es una atracción turística en sí mismo. Fanáticos del formato, habrían sido los visitantes japoneses los que llevaron el formato a su isla y lo hicieron popular. Solo en Tokio hay cerca de cuarenta de estos establecimientos.