El cuento El increíble niño come libros, de Oliver Jeffers, trataba sobre la indigestión de un chico que en vez de leer, se devoraba -literalmente- un libro atrás de otro.
Esta metáfora sobre comer objetos extraños en los menores tiene una inspiración en la realidad: los chicos son más propensos a tragar elementos fuera de la lógica. Sin embargo, aparecen casos como el de Horacio Rodriguez Videla, a quien se le retiró un escarbadientes del corazón, que tragó "por comer muchas picadas".
"Los niños son los principales en comer objetos extraños. Lo hacen desde la ignorancia, sin conocer los peligros, ya que en una etapa de la vida es normal que se lleven todo a la boca", explicó Cormillot.
Sin embargo, este problema no solo afecta a los menores. Los adultos, como quedó demostrado con el caso del hombre que tragó un escarbadientes, también tienen estos lapsus: "Los adultos pueden cometer este error, sin darse cuenta o hasta jugando. Después, hay otros casos más serios, como las personas perturbadas psiquiátricamente".
Cormillot sostuvo que un "objeto extraño puede alojarse en el cuerpo y pasar los años si que se de cuenta, siempre y cuando no perjudique alguna función vital".
"Los objetos van viajando por el sistema digestivo. Pasan el esófago y el estómago hasta los intestinos", explicó Cormillot. Y agregó: "En ese viaje, según donde esté, puede ingresar a algún otro órgano del cuerpo, como el hígado, la vejiga, la cavidad abdominal y hasta el corazón".