En tiempos en que las grasas saturadas son un término maldito y en que los fritos y las harinas entran en la lista negra de las comidas, la alimentación sana aparece como el principal camino hacia una vida saludable. Sin embargo, el veganismo tampoco le escapa a la máxima de que todos los excesos son perjudiciales. Y este factor tiene un término: ortorexia nerviosa.
El diagnóstico de este trastorno radica en la obsesión compulsiva por la alimentación saludable, que puede generar consecuencias físicas, psíquicas y hasta sociales.
El término fue creado en 1997 por el doctor estadounidense especializado en alimentación Steven Bratman, quien descubrió en numerosos casos de sus pacientes un estado de obsesión patológica por la buena salud y la comida sana como única vía.
De hecho, la propia palabra define el problema. "Orto", significa corrección, "rexia", representa el deseo.
"Alguien que se pasa el tiempo comiendo galletitas de quinoa y tofu puede sentirse tan santo como si hubiera dedicado su vida a ayudar desamparados", analizó el especialista.
Bratman especifica que la gente que padece el problema de la ortorexia entra en un campo de culpa aguda cada vez que se permite comer algo fuera de sus parámetros y se castiga a sí mismo con una mayor dosis de dieta saludable.
El especialista llegó hasta crear un test de diez preguntas para que uno pueda tomar conciencia sobre el riesgo de padecer este trastorno.
En carne propia
Otra protagonista estelar en la escena de la alimentación y en la advertencia sobre la ortorexia es una joven estadounidense llamada Jordan Younger, quien con su blog The Blonde Vegan se transformó en una de las blogueras sobre alimentación más famosas de Estados Unidos.
Younger se hizo famosa durante dos años gracias a la exposición de fotos, mensajes y consejos sobre su entonces "dieta perfecta".
Sin embargo, en 2014 anunció en su blog que padecía Ortorexia y dio un giro radical tanto a su vida como a sus publicaciones. Empezó a aconsejar a sus más de 120 mil seguidores sobre los peligros del trastorno y las ventajas de una alimentación balanceada.
"Mi vida se convirtió en un infierno. Llegaba a acudir a programas de purificación casi tres veces por semana y cuando comía algo fuera de la dieta, me castigaba con más sesiones", relató.
"En un momento dejé de dormir. No podía parar de pensar en qué iba a comer al día siguiente. Mi pelo estaba desdibujado, el color de mi piel era horrible y mi cara era cadavérica. El momento límite fue cuando dejé de menstruar. Allí empecé a atenderme con un psicólogo y un nutricionista", agregó.
Younger aprovechó su éxito en las redes sociales para publicar un libro al respecto: "Breaking Vegan: el viaje de una mujer desde el veganismo, la dieta extrema y la ortorexia hacia una vida balanceada".
Debate científico
En el ámbito médico todavía existe cierta reticencia ante la ortorexia, por lo cual todavía no fue considerada una enfermedad.
Para muchos especialistas, se trata de una manifestación de obsesión compulsiva que puede llegar a confundirse con un desorden alimenticio, como la anorexia o la bulimia.
Angela Guarda, directora del programa de desórdenes alimenticios del hospital Johns Hopkins dijo: "Veinte años atrás, la mayoría de los pacientes con anorexia eran vegetarianos. Hoy, sólo comen comida orgánica o dicen que son intolerantes a la lactosa o al gluten cuando sus exámenes reflejan lo contrario. Esconden en estas cosas sus miedos a comer alimentos calóricos".
"Orto" significa corrección, "rexia" es el deseo
Así y todo, la comunidad mundial de los especialistas de nutrición reconocen un incremento abrupto de pacientes cuya alimentación exclusiva es la orgánica. Las cifras lo respaldan: un estudio de la consultora Mintel reveló que el consumo de productos libres de gluten en Estados Unidos creció un 64% en dos años, cuando los celíacos apenas representan el 1% de la población del país.
Bratman, en tanto, apela a la conciencia colectiva: "Hay que saber encontrar el equilibrio. Es bueno mantenerse con la alimentación sana, pero no hay que convertirlo en un mandamiento. Todo exceso en la alimentación es dañino".
El Test de Bratman sobre la Ortorexia
- ¿Pasa más de tres horas pensando en su dieta?
- ¿Planifica sus comidas con varios días de antelación?
- ¿Considera que el valor nutritivo de una comida es más importante que el placer que le aporta?
- ¿Ha disminuido su calidad de vida a medida que ha crecido la calidad de su comida?
- ¿Se ha vuelto más estricto consigo mismo en este tiempo?
- ¿Ha mejorado su autoestima gracias a la alimentación sana?
- ¿Ha renunciado a comer alimentos que le gustaban por comer los alimentos "correctos"?
- ¿Supone un problema para usted salir a comer afuera, distanciándolo de su familia o sus amigos?
- ¿Siente culpa cuando transgrede su dieta?
- ¿Se siente en paz consigo mismo y tiene todo bajo control cuando come de forma sana?
Según Bratman, si hay 4 o 5 respuestas afirmativas del cuestionario, no hay de qué preocuparse. Si son 9 o 10, recomienda consultar con un especialista.