Por segunda vez en 10 meses, Cafferkey lucha otra vez por su vida. La enfermera contrajo ébola en Sierra Leona, donde trabajaba para la organización caritativa Save the Children. En diciembre de 2014 viajó a Londres y recibió un tratamiento antiviral experimental y plasma sanguíneo de alguien que se había curado de la enfermedad.
Su lucha contra el virus fue exitosa, tanto que los médicos, el 24 de enero de 2015, anunciaron al mundo que la mujer, de 39 años, había superado "completamente" la enfermedad. En ese entonces, el virus dejaba una estela de muerte en África, y el caso de Pauline llenó de esperanza a miles de enfermos.
Pero algo salió mal. El lunes 5 de octubre, Pauline se sintió mal y pidió atención en el hospital Glasgow, en Escocia. Su familia dijo luego que fue enviada de regreso a casa, a pesar de que el personal médico estaba al tanto de su tratamiento previo por ébola.
Estado crítico
Cuatro días después, su situación fue insostenible y la trasladaron en un avión militar a Londres. Ahora está en el hospital Royal Free, donde fue tratada "en la unidad de máximo aislamiento, según los protocolos nacionales acordados" para combatir la enfermedad", dijeron en un comunicado las autoridades del Royal Free.
La situación no sólo no ha mejorado desde entonces, sino que la salud de Pauline ha empeorado dramáticamente. "Es con tristeza que anunciamos que el estado de salud de Pauline Cafferkey se ha deteriorado y es ahora crítico", indicó el hospital.
Pauline fue la primera persona diagnosticada con ébola en territorio británico, lo que convirtió su caso en testigo europeo del drama africano.
El ébola sólo puede transmitirse por contacto directo con la sangre o los fluidos corporales de una persona infectada que muestre síntomas de la enfermedad. El hospital Royal Free dijo que el riesgo para la población en general sigue siendo bajo.