Es, sin dudas, el escape más espectacular de la historia carcelaria estadounidense. La versión cinematográfica protagonizada por Clint Eastwood, Escape from Alcatraz, no tuvo que agregar muchos condimentos para convertirse en un clásico.
Lo que se sabe es que Frank Lee Morris ideó un plan perfecto para salir de la prisión de máxima seguridad ubicada en la bahía de San Francisco, junto a los hermanos John y Clarence Anglin. Entre otras argucias, los internos colocaron en sus literas cabezas falsas que habían hecho de papel maché y cabello humano de la peluquería de la famosa cárcel, para no ser descubiertos hasta la mañana siguiente.
El escape se produjo el 11 de junio de 1962. Una vez que lograron salir de la estructura de concreto debieron afrontar un desafío aún mayor: surcar las corrientes de agua que rodeaban al penal, y que desembocan en el Océano Pacífico.
Para ello diseñaron una precaria barcaza a partir de pilotos de tormenta, que fue hallada en la orilla varias horas después de la fuga, junto con algunas pertenencias de los reclusos. Nunca encontraron los cuerpos, pero a las autoridades les convino darlos por muertos, para morigerar el escándalo.
Pero ahora, 53 años después, surgieron evidencias muy fuertes de que el escape habría sido exitoso. Fueron aportadas por David y Ken Widner, sobrinos de los hermanos Anglin, que afirman que sobrevivieron y que aún podrían estar vivos.
Primero fueron unas tarjetas de Navidad firmadas con los nombres de Clarence y John Anglin, entregadas a su madre durante los tres años posteriores a la huida. Pero ahora, en un documental presentado el lunes 12 de octubre en History Channel, ofrecieron algo mucho más contundente: una foto de ambos tomada en Brasil, en 1975.
Si hoy siguieran vivos, John y Clarence tendrían 84 y 83 años. En 2012 el Departamento de Justicia de Estados Unidos publicó las imágenes de cómo los presos pueden verse en la actualidad.