Sínodo: 13 obispos firmaron una carta con críticas al papa Francisco

Un grupo de cardenales cuestionó la metodología del sínodo sobre la familia. Mostraron su preocupación por que haya cambios en la doctrina católica, en especial sobre el matrimonio. El texto completo de la misiva

AP 162

Trece cardenales criticaron sin tapujos la metodología del Sínodo de Obispos que se celebra por estos día en el Vaticano –convocado por el papa Francisco para encarar los retos de la familia moderna– y reclamaron cambios.

En una carta enviada al Papa el 5 de octubre y publicada ayer por el periodista italiano Sandro Magister, los cardenales temen que todo está ya decidido y que las discusiones están pilotadas. "La ausencia de propuestas y de las correspondientes discusiones y votaciones parece desalentar un debate abierto y limitar las discusiones a los 'circoli minori'; por consiguiente, nos parece urgente que se restablezca la redacción de propuestas que deberán ser votadas por todo el sínodo", observan los cardenales.

Los purpurados temen que la asamblea, en la que participan unos 400 obispos y cardenales de todo el mundo, se concentre en la cuestión de autorizar la comunión para los divorciados que se vuelven a casar por lo civil.

Los cardenales lamentan también que Francisco nombrara un grupo de prelados cercanos a él para redactar el documento final y que estos hayan sido "nombrados, y no elegidos", una prerrogativa del Papa, quien tiene la última palabra.

Texto completo de la carta:

Santidad,

Mientras inicia el Sínodo sobre la familia, y con el deseo de verlo servir provechosamente a la Iglesia y a usted en su ministerio, respetuosamente le pedimos que tome en consideración una serie de preocupaciones que tienen otros padres sinodales y que nosotros compartimos.

Si bien el documento preparatorio del Sínodo, el "Instrumentum laboris", tiene puntos admirables, también tiene secciones que se beneficiarían de una sustancial reflexión y reelaboración. La nueva metodología que guía el sínodo parece asegurar una excesiva influencia sobre las deliberaciones del sínodo y el documento sinodal final. Tal y como está, y dada la preocupación que han expresado muchos padres acerca de varias secciones problemáticas del mismo, el "Instrumentum" no puede servir de manera adecuada como texto guía o fundamento de un documento final.

Algunos ambientes considerarán que a la nueva metodología sinodal le falta apertura y genuina colegialidad. En el pasado, el método de presentar propuestas y votarlas tenía como valioso fin saber la posición de los padres sinodales. La ausencia de propuestas y de las correspondientes discusiones y votaciones parecer desalentar un debate abierto y limitar las discusiones a los "circoli minori"; por consiguiente, nos parece urgente que se restablezca la redacción de propuestas que deberán ser votadas por todo el sínodo. Votar un documento final llega demasiado tarde en el proceso para una revisión total del mismo y un ajuste serio del texto.

Además, la falta de participación de los padres sinodales en la composición del comité de redacción ha creado un notable malestar. Sus miembros han sido nombrados, no elegidos, sin consulta previa. Del mismo modo, cualquiera que forme parte de la redacción de cualquier texto a nivel de los "circoli minori" debería ser elegido, no nombrado.

A su vez, estos hechos han creado el temor de que la nueva metodología no siga el espíritu tradicional y la finalidad de un sínodo. No se entiende la necesidad de estos cambios en la metodología. A un determinado número de padres les parece que la nueva metodología está configurada para facilitar unos resultados predeterminados sobre cuestiones importantes que son objeto de controversia.

Por último, y es tal vez lo más urgente, varios padres han expresado su preocupación de que un sínodo planificado para afrontar una cuestión pastoral vital -reforzar la dignidad del matrimonio y la familia- pueda llegar a estar dominado por el problema teológico/doctrinal de la comunión a los divorciados que se han vuelto a casar por lo civil. Si así fuera, esto inevitablemente levantaría cuestiones aún más fundamentales sobre cómo la Iglesia, en su camino, debería interpretar y aplicar la Palabra de Dios, sus doctrinas y sus disciplinas a los cambios en la cultura. El colapso de las iglesias protestantes progresistas en la época moderna, acelerado por su abandono de los elementos clave de la fe y de la práctica cristiana en nombre de la adaptación pastoral justifica una gran cautela en nuestras discusiones sinodales.

Santidad, le ofrecemos estos pensamientos en un espíritu de fidelidad y le agradecemos que los tome en consideración.

Fielmente suyos en Jesucristo.

AP 162


La lista de los obispos que firmaron la carta:br/br/Carlo Caffarra, arzobispo de Bolonia, Italia, teólogo, anteriormente presidente del Pontificio Instituto Juan Pablo II para estudios sobre el matrimonio y la familia.

Thomas C. Collins, arzobispo de Toronto, Canadá.

Timothy M. Dolan, arzobispo de Nueva York, Estados Unidos.

Willem J. Eijk, arzobispo de Utrecht, Holanda.

Péter Erdõ, arzobispo de Esztergom-Budapest, Hungría, presidente del consejo de las conferencias episcopales de Europa y relator general del sínodo en curso, como lo fue también de la precedente sesión de octubre de 2014.

Gerhard L. Müller, anteriormente obispo de Ratisbona, Alemania, y desde 2012 prefecto de la congregación para la doctrina de la fe.

Wilfrid Fox Napier, arzobispo de Durban, Sudáfrica, presidente delegado del sínodo en curso, como lo fue también de la precedente sesión de octubre de 2014.

George Pell, arzobispo emérito de Sydney, Australia, y desde 2014 prefecto en el Vaticano de la secretaría para la economía.

Mauro Piacenza, Genova, Italia, anteriormente prefecto de la congregación para el clero y desde 2013 penitenciario mayor.

Robert Sarah, anteriormente arzobispo de Conakry, Guinea, y desde 2014 prefecto de la congregación para el culto divino y la disciplina de los sacramentos.

Jorge L. Urosa Savino, arzobispo de Caracas, Venezuela.

Tras conocerse la carta, varios cardenales, entre ellos el italiano Angelo Scola, arzobispo de Milán, y el francés André Vingt-Trois, arzobispo de París, negaron haber firmado la carta.

Hace unos días, el Papa, quien preside las reuniones, respondió indirectamente a los purpurados invitándolos a no dejarse arrastrar por "la hermenéutica conspirativa".