Germán Palacios: "Ya estoy extrañando la oratoria de Cristina Kirchner"

—Yo creo que sí, que es un muy buen momento para la cultura en Argentina, en general. Somos un poco renegados, estamos un poco crispados. A veces tendemos a achatar mucho las cuestiones, a nivelar para abajo en vez de para arriba, pero sí. Yo soy muy argentino, me gusta mucho vivir acá y creo que sí es un gran momento.

—Es fabuloso. Me parece muy bueno por todos los compañeros actores que militan en eso, porque es muy importante. Me puso muy contento. Yo en particular no milito en eso, pero lo valoro y les agradezco, porque es un logro, como fue SAGAI [Sociedad Argentina de Gestión de Actores Intérpretes] y cada uno de los logros que hemos tenido.

—Sí, pero tal vez no son tan públicas. Me considero, como actor, muy militante de un modo de concebir las cosas. Sí, yo milito en eso.

—Que es una chica muy valiente. Publicó una carta con una exposición muy grande, que tuvo mucha repercusión. Me parece una mujer muy valiente y más allá de toda cualificación del asunto, decir si está bien o si está mal, la Iglesia o no la Iglesia, o si Cristina [Kirchner] quiso o no quiso legalizar; es un hecho que mueren muchas mujeres todos los días por los abortos clandestinos y que hay que hacerse cargo de eso. Y sí, me da cierto orgullo. Fue muy espontánea, muy entrañable, no hubo especulación. Yo no soy muy partícipe de las redes sociales, pero sabemos el efecto que pueden tener en las cuestiones.

—Yo no participo, tengo mail y hasta ahí llego. Sinceramente creo que a veces son tan buenas para ciertas difusiones y a veces son tan malas para lo que es la relación no virtual. Soy más partidario siempre de tomar unos mates, una cerveza o un vino, mirarse a los ojos y decirse las cosas. Lo que tiene la red social es que a veces tiene esa virtualidad, se enmascaran muchas cosas.

—En lo personal me parece que vamos a extrañar la oratoria de una mujer muy preparada, con un nivel de discurso muy importante. Te diría que casi ya lo estoy extrañando. Después me parece que estamos muy pegados al presente, a todo lo que nos urge y que todo esto se va a ir viendo en un futuro más bien inmediato, pero que no es el momento ahora, porque hay gente tan enojada y otra gente tan angustiada por el futuro que es difícil evaluarlo. Yo no me considero particularmente kirchnerista, pero reconozco que voy a extrañar, en muchos sentidos y en muchos de los logros, a este Gobierno.

—Estoy contento con el resultado de la película y con esa ecuación que se da. Siempre que uno trabaja en una película, a la hora de sentarse y verla puede ser muy frustrante no ver nada de lo que uno interpretó como actor. Por suerte Baires es una de esas películas en donde uno se puede reconocer.

—Sí, yo soy un fervoroso creyente, casi religioso en eso. Me parece que es muy importante todo lo que uno puede hacer en la previa para, en el momento del rodaje, vincularse de un modo muy abierto, muy despojado, abierto al otro. Es un salto al vacío siempre. Yo establecí un vínculo con Benjamín [Vicuña] que no tenía antes de la película. No nos conocíamos. Te queda casi un amigo después.

—El papel me encantó, me parecía un personaje muy jugoso, muy lindo para interpretar. Una especie de rufián melancólico, un tipo que uno se puede imaginar muy solitario, tanguero, policía.

—Yo nunca prioricé la propuesta económica, siempre fui claro con eso. Empecé a trabajar de muy joven, nunca trabajé de otra cosa. Empecé a estudiar teatro a los 15 años y a trabajar a los 20. Nunca prioricé el dinero. Siempre traté de seguir mi modo de sentir y de elegir de acuerdo con lo que me parecía que me iba a dar más satisfacción y que yo podía estar mejor. Las pocas veces que intenté decir: "Bueno, Palacios, pero necesitás también comprarte una pava nueva" me fue mal y me las acuerdo; son contadas. Cuando dije: "Bueno, tengo que hacer un esfuerzo y voy a ir a ganarme esta plata dignamente", me fue mal.

—No, pero porque soy incapaz. Por eso digo, es una manera de sentir. Al cabo de los años te vas poniendo más grande y obviamente yo vivo de mi trabajo, no trabajo gratis. Es algo que va ligado, pero lo primero es que me guste la historia.

—Fantasea, es muy chiquito, pero le gusta. Tiene inquietudes artísticas, toca la guitarra y quiere ir a estudiar teatro el año próximo.

—Es difícil. Si él tiene ganas, yo le voy a facilitar los medios para que haga su experiencia. Si tengo algo que agradecer a mis padres, es que me hayan dado la libertad para ir a estudiar teatro. Eran épocas de dictadura, yo era muy chico y la verdad es que el voto de confianza que me dieron, no me va a alcanzar la vida para agradecérselo. Mi papá se quedaba sin dormir hasta que yo volvía. Era una época muy heavy y yo era muy chiquito, sin embargo confiaron en mí y yo prontamente me pude dar cuenta de eso.

—Ahora la estoy pasando bien.

—No, no sufro en ese punto. No me gusta la exposición. Antes de ayer hice una entrevista telefónica, el periodista me la mandó y es un horror la nota. Lo que habló conmigo está mal contado, está tergiversado y yo sufro mucho por eso. No me gusta la exposición, siento que hay algo que no es mío. Me gusta trabajar de actor, disfruto mucho del oficio y simplemente no me gusta exponerme.