Si bien el consumo vínico no tiene sexo, se sabe que el hombre y la mujer son muy distintos; sobre todo a la hora de elegir. Por eso, antes de regalarle un vino a mamá, hay que tener un plan. Ya que en definitiva el vino; o mejor dicho el noble y natural líquido que viene adentro de la botella y alimenta el espíritu; llegado el caso, sólo deberá acompañar el momento y aportar lo suyo para que sea inolvidable.
Si la intención es clara, seguramente el vino será muy bien recibido por mamá. Porque no se trata de un objeto, sino más bien de algo que se puede disfrutar y compartir, y que además supone un significado especial. Siendo el vino es uno de los pocos regalos capaces de expresar el sentimiento que lo motivó. Por eso cada vez son más los que lo regalan.
Si se trata de una madre que está siempre pendiente de la naturaleza, preocupada por el medio ambiente, y goza de su jardín y sus plantas, un vino orgánico irá muy bien con ella. Ya que si bien el vino de por sí es natural, para elaborar vino orgánico no se utilizan productos químicos ni fertilizantes en la viña.
También se puede tratar de una madre joven o a la moda, que siempre está a la vanguardia, pendiente de lo que viene. Para ella, una flamante novedad y de la zona de la cual están hablando todos, sería la mejor opción. Y así, además de estar vestida a la moda, en su copa ostentará un vino igual de fashion que ella.
Obviamente el packaging ha evolucionado tanto como los vinos, y es por ello que hay botellas (con o sin su estuche) que vienen listas para regalar. Para ello un buen vino de guarda, con vida asegurada por delante será ideal. Así, cuando llegue el momento en que la madre quiera descorcharlo y compartirlo, seguramente se acordará y muy bien del día en que recibió esa botella tan preciada.
Seguramente muchos pasarán ese domingo junto a ella, incluso algunos quizás la harán cocinar. Sea cual fuera la ocasión, y siempre que el almuerzo esté de por medio, no está mal pensar en un vino para que ella ponga en la mesa y lo comparta con todos. Opciones sobran, pero tener en cuenta sus gustos y el menú es la clave.
Puede ser un blanco fragante como un Sauvignon Blanc recién salido de la bodega, un rosado del año o algún tinto, ya sea amable y fresco o concentrado y elegante. Todos valen, siempre y cuando el vino esté listo para ser disfrutado y se sirva a la temperatura adecuada (blancos a 8º, rosados a 10º y tintos a º16).
Lejos del simplismo de asociar a las mujeres con el vino dulce, está muy bien de pensar un vino para acompañar los postres. Y mejor aún si ese vino de regalo viene acompañado con bombones (por ejemplo). Un tardío o fortificado, alargará la sobremesa y endulzará ese momento. Pero seguramente una comida especial no lo es tan si no culmina con el merecido brindis por la vieja. Y para ello abundan opciones en las góndolas. Elegir uno que le llame la atención pero que también sea equilibrado y elegante, para que el brindis del final corone la celebración como ella se merece.
Este vino recién llega al mercado, y es un buen exponente varietal de San Juan, algo no muy común. Sin embargo, se utilizaron uvas de distintos valles (Tulúm y Pedernal) para lograr mantener su frescura y vivacidad. Es un blanco equilibrado y agradable. Y el mensaje en su etiqueta, es contundente.
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Este flamante Malbec mendocino, moderno y con cuerpo, pero también maduro y con atractiva tipicidad, se luce en las copas. Con la gracia que se le reconoce al varietal y toda la expresión de su zona. Pero hay algo que lo distingue de la mayoría de sus pares; ser elaborado puramente con uvas orgánicas (certificadas a partir de 2014), que nacen alrededor de la bodega en Agrelo. Por eso, si tu madre ama la naturaleza, disfrutará más de un vino como este.
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Que sea un vino totalmente a la moda, no lo desmerece, sino más bien lo destaca, porque el 2km es uno de los que está forjando y potenciando los vinos de la zona que está en boca de todos. Un blend muy actual de Malbec y Cabernet Franc, de aromas expresivos y paladar muy nítido, con esa fruta refrescante y texturas filosas. Un tinto moderno y con un estilo bien fashion.
Este vino llega al mercado cargado de expectativas. Porque debe alimentar el prestigio de Nieto Senetiner, con una de sus marcas más tradicionales. Para ello eligieron su Malbec histórico de Vistalba. A partir de una cosecha manual, con una elaboración muy cuidada y una crianza de entre 18 y 24 meses en barricas de roble francés. Es un tinto con mucha vida por delante, jugoso y vibrante, carnoso y frutal, muy profundo. Para que mamá disfrute cuando quiera; hoy o durante los próximos 20 años.
Rogelio Rabino es un joven enólogo que tiene mucha experiencia con este varietal. Aquí elige las mejores uvas de distintas zonas para dar vida a un blanco vivaz y refrescante, de aromas tan efusivos como sus sabores. Se lo puede servir como aperitivo, aunque en la mesa se puede lucir con las entradas a base de frutos de mar, con ensaladas o cualquier plato frio, también con sushi o un risotto de vegetales. Sin duda, este vino resaltará cualquier preparación de mamá.
Dentro de una zona tradicional de Mendoza como es Maipú, esta localidad está empezando a dar que hablar. En este caso con un rosado muy afrancesado, ya que sus creadores son oriundos de las galias. Esto significa que tiene el perfume frutal del Malbec, y un paladar fresco y ágil, pero sin abusar de la concentración. Se disfruta mucho por copa, y también en la mesa con una picada, pizzas y empandas. Y si el picante está en la mesa, es el vino indicado para servir.
Es la última novedad de la bodega Norton, una línea de vinos que busca imponerse en la mesa de los argentinos, como lo hicieran varios de sus antecesores. Un tinto amable y agradable, con carácter y expresión de Malbec. Un vino que acompaña muy bien todo tipo de pastas con salsas a base de tomate y carne, como así también guisos y carnes asadas en general. Si la familia es numerosa y son muchos a la mesa rodeando a mamá, es una muy buena opción.
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Este vino es de mujer a mujer, porque está elaborado por una enóloga; Silvia Corti. Alguien que sabe lo que admira el paladar femenino; por eso su Malbec es tan reconocido en el mundo. Es agradable y con muy buena tipicidad, la fruta roja viva se combina con los ahumados de la madera. Sus taninos son dóciles, ideales para acompañar carnes rojas grilladas, pollos a la parrilla o pastas rellenas. Es de esos vinos que se lucen en la mesa por dejar que el protagonismo sea de la comida.
Como su nombre lo indica, el dulzor natural es logrado por una cosecha tardía. Es un tinto denso y de buen impacto, con taninos amables y sabores frutales bien maduros. Por su carácter y estructura, va muy bien al final de la comida y acompañando delicias de chocolate, como tortas, mousse o bombones. Un final de mesa que seguramente mamá festejará.
Un espumante tan atractivo por fuera como por dentro. Porque los suaves tonos rosados de la etiqueta son los mismos que el vino lleva a las copas. Elaborado con Pinot Noir y por el método tradicional (botella por botella). Así Walter Bressia ha logrado un vino delicado, con burbujas finas y paladar equilibrado. Ideal para brindar con mamá, por muchos más días de la madre.
@FabriPortelli