Las nuevas mediciones del FMI sobre la marcha de la economía argentina dan cuenta de una desaceleración del crecimiento del PBI de 1% a 0,4% para el corriente año, y prevé una leve recesión de 0,7% para el año próximo. De ahí que, en el mejor de los casos, habrá que esperar hasta 2017 para poder contar con pronósticos de reactivación.
En línea con esas correcciones que indican la observación de indicadores que muestran la debilidad de la economía nacional, los técnicos del FMI elevaron de 16,8% a 25,6% sus pronósticos de inflación para el corriente año y el próximo, y el aumento de la tasa de desempleo a 6,9% para 2015 y 2016.
Al parecer, esos ajustes están vinculados con la revisión también a la baja de las previsiones de crecimiento mundial para 2015 y 2016 a causa de la desaceleración de China e importantes economías emergentes y pese a un leve repunte en las economías desarrolladas.
"Las proyecciones de crecimiento para América Latina y el Caribe se han revisado aún más a la baja –al 0,5% en 2015– lo cual supone una desaceleración de la actividad por quinto año consecutivo", aseguró Alejandro Werner, director del Departamento del Hemisferio Occidental del organismo.
Según Werner, "el crecimiento más débil de lo previsto en los Estados Unidos al comienzo del año ha empujado a la baja las perspectivas de crecimiento en la región, mientras que el persistente descenso de los precios de las materias primas ha debilitado aún más el entorno externo para la mayoría de los países de América del Sur", incluida la Argentina.
El experto del FMI aseguró que, mientras estos factores ocurren, al mismo tiempo hay "cuestiones internas que se han sumado a las dificultades de carácter externo, contribuyendo a debilitar la confianza de las empresas y los consumidores y, por lo tanto, a reducir la demanda privada".
Además, explicó Werner, "la moderación de los precios de las materias primas y el alto nivel de apalancamiento de las empresas implican que la inversión probablemente seguirá siendo débil durante un período prolongado".
El reciente informe del FMI sostiene que estos factores, en conjunto, apuntan a que las perspectivas económicas en la región se enfriarán aún más. "Además de las proyecciones de crecimiento más bajo para este año, prevemos un repunte más débil en 2016", añadió Werner en un comunicado.
La clara evidencia es que América Latina y el Caribe, productora de commodities por excelencia, será la única región que registre una contracción en su PIB este año (-0,3%), frente al estimado de crecimiento de 0,5% que tenía el FMI en su informe anterior. Podría expandirse un 0,8% en 2016.
Entre los más perjudicados de Sudamérica estará Brasil, sacudido además por problemas políticos internos, donde la recesión será el doble de lo esperado (-3,0% en 2015). "En Argentina, en tanto, se prevé que la actividad económica se mantenga estancada en 2015 y 2016", sostiene el informe.
Latinoamérica también podría verse golpeada luego de que la Reserva Federal resuelva subir sus tasas de interés, ante una recuperación de la economía estadounidense, lo que originaría la salida de capitales de naciones emergentes hacia Estados Unidos, y repercutiría en una mayor alza del dólar.
Los principales referentes económicos de los partidos políticos que compiten con mayores probabilidades de acceder a la presidencia de la nación el 10 de diciembre se prevé que asistirán a la Asamblea Anual de Primavera del FMI, además de la comitiva oficial que viaja a Lima, Perú, integrada por el presidente del Banco Central, Alejandro Vanoli , y el ministro de Economía, Axel Kicillof.
Entre los privados, viajarán los economistas del PRO –Rogelio Frigerio, Carlos Melconian, Hernán Lacunza y Javier Ortiz–, del sciolismo –Mario Blejer y Silvina Batakis– y del massismo –Martín Redrado–, quienes tienen agendados encuentros con técnicos de los organismos de crédito internacional y sus pares de otros países.
El Informe sintético del organismo se anticipó a la prensa y se analizará en la Asamblea de Primavera del FMI-Banco Mundial, en Lima, Perú.