Quién es el asesino al que el papa Francisco le salvó la vida

Richard E. Glossip fue sentenciado a muerte por el homicidio del dueño del motel donde trabajaba en 1997. Dudas en torno a su culpabilidad y el pedido del Sumo Pontífice para evitar su ejecución

AFP 163

El caso de Richard E. Glossip, el preso condenado a muerte en Oklahoma, Estados Unidos, no es uno más. Las dudas en torno a su culpabilidad llevó a activistas contra la pena capital a reclamar su liberación por considerarlo inocente.

La orden de ejecución contra Glossip, de 52 años, incluso llegó al papa Francisco, quien durante su gira por Estados Unidos pidió a las autoridades locales que fuera retirada la sentencia.

Aunque la gobernadora Mary Fallin informó que la suspensión de la ejecución se debió a ciertas dudas que persisten sobre uno de los productos utilizados en la inyección letal, este miércoles se supo que el Sumo Pontífice había enviado una carta para solicitar que las autoridades dieran marcha atrás con su decisión.

El acusado fue sentenciado a la pena de muerte por el asesinato de Barry Van Treese, quien fue golpeado hasta morir en un motel de Oklahoma del que era dueño. El hecho ocurrió en 1997.

En ese momento Glossip, padre de dos mujeres –Christina y Erica– y casado con Jackie, trabajaba en el motel reparando averías.

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Justin Sneed, otro empleado del lugar, confesó haber sido el asesino de Van Treese. Pero señaló que había actuado bajo las órdenes del reo que fue salvado por el papa Francisco.

A fines de 1996, al auditar los números del complejo hotelero, Van Treese advirtió que faltaban seis mil dólares. A partir de entonces, el dueño le manifestó al recepcionista del motel, Billye Hooper, que había que resolver el problema, y Glossip quedó en la mira por el dinero faltante.

Los fiscales del condado de Oklahoma indicaron que el reo tenía una fuerte influencia sobre Sneed. Según las autoridades, el condenado a muerte le comentó en una oportunidad a su compañero que si Van Treese inspeccionaba las habitaciones y veía que el trabajo no estaba hecho, ambos serían despedidos.

Sneed, quien trabajaba en la parte de mantenimiento, no recibía un sueldo, pero sí se le permitía hospedarse en el motel.

El asesino confesó haber ingresado a la habitación 102 con una llave maestra y haber golpeado a Van Treese con un bate de béisbol unas "10 o 15" veces.

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Finalmente, Sneed fue condenado a cadena perpetua, mientras que Glossip, nacido en Illinois, fue sentenciado a muerte.

El 14 de agosto de 1998 Glossip fue condenado a muerte, pero luego la sentencia fue revocada en apelación. El 27 de agosto de 2004, otro jurado lo declaró culpable. El acusado llevó su caso hasta la Corte Suprema de Estados Unidos sin éxito.

El caso provocó indignación en una gran parte de la población local. Activistas contra la pena capital sostienen que la decisión fue tomada únicamente por el testimonio de Sneed y que las autoridades carecen de pruebas en contra de Glossip. Incluso la reconocida actriz de Hollywood Susan Sarandon se interesó por el caso y en reiteradas ocasiones reclamó su liberación.

Pero fue la hermana Helen Prejean, una monja católica y ferviente activista por la abolición de la pena de muerte en Estados Unidos, la que en los últimos años alzó la bandera por la suspensión de la pena capital. En su página web asegura que Oklahoma va a ejecutar "a un hombre inocente" e invita a los interesados a ayudar a que eso no ocurra.

Sin embargo, la gobernadora rechazó los reclamos y aseguró que, después de revisar el caso, estaba satisfecha con el proceso y el resultado.

La ejecución estaba prevista para este miércoles 30 de septiembre. Pero a raíz de la suspensión dictada por Fallin, fue programada para el próximo 6 de noviembre de 2015.

Reclamo de justicia

El pasado lunes 28 de septiembre, a dos días de recibir la inyección letal –que posteriormente fue suspendida–, Glossip escribió una emotiva carta en la que volvió a asentar su inocencia y pidió justicia.

"Tengo que preguntar: '¿Cómo asesinar a otro hombre inocente va a hacer que las cosas sean mejor?'", apuntó el acusado. "Yo también tengo una familia que no debería tener que sufrir esto. Ellos no deberían tener que ver a su padre, su hermano, su tío muerto. Eso no es justicia".

"Espero y rezo para que mi eventual exoneración ayude a los demás y que este país finalmente se dé cuenta de lo quebrado que está nuestro sistema y lo fácil que es cometer errores", agrega la carta.

"Si mi ejecución asegura que ningún otro hombre inocente será sentenciado a muerte, estoy dispuesto a morir por esa causa. Nunca he tenido problemas con la ley en mi vida. Yo era un buen ciudadano y siempre traté de ayudar a otros. Ahora he pasado de hacer todo derecho a luchar (por) mi vida", concluye.