En el día final de su gira por Estados Unidos, el Sumo Pontífice argentino de 78 años cumplió con una actividad que a menudo forma parte de sus viajes pastorales, dirigiéndose a la prisión de Curran-Fromhold en las afueras de esta ciudad del este del país.
"He venido como pastor pero sobre todo como hermano a compartir su situación y hacerla también mía", dijo en un discurso antes de estrechar la mano uno por uno a los presos sentados en filas en un amplio hall.