Seguramente muchos estarán leyendo o escuchando por primera vez sobre esta enfermedad. Es que la también conocida como borreliosis de Lyme es endémica en los Estados Unidos y en Europa, pero no está presente en la Argentina.
Ocurre que por estos días la cantante canadiense Avril Lavigne posteó en las redes sociales cómo cambió su vida desde que le diagnosticaron esta infección bacteriana que se contrae a través de la picadura de un tipo de garrapata.
La enfermedad de Lyme es causada por la bacteria llamada borrelia burgdoferi, que suele ser portada por las garrapatas de patas negras y otras especies de garrapatas, quienes a su vez la adquieren cuando pican a ratones o venados infectados con dicha bacteria.
De ahí que la forma de contagio al ser humano es a través de la picadura de una garrapata infectada. Por lo que los factores de riesgo se resumen a realizar actividades al aire libre que incrementen la exposición a las garrapatas (por ejemplo, jardinería, cacería o excursionismo) en un área en donde se sabe que se presenta la enfermedad de Lyme, tener una mascota que pueda llevar garrapatas a la casa o caminar en pastizales altos.
Si bien en la mayoría de los casos una garrapata tiene que permanecer adherida al cuerpo durante 24 a 36 horas para transmitir la bacteria a su sangre, especialistas alertaron que "las garrapatas de patas negras pueden ser tan pequeñas que es casi imposibles verlas y muchas personas con la enfermedad de Lyme nunca ni siquiera vieron o sintieron una garrapata en el cuerpo".
Aunque llevaron calma: "La mayoría de las personas que son picadas por una garrapata no contraen la enfermedad de Lyme".
La enfermedad se reportó por primera vez en los Estados Unidos en 1977, en el pueblo llamado Old Lyme, en Connecticut.
Estadios y tratamiento
Existen cuatro fases o etapas de la enfermedad, según el momento en que se diagnostica.
Es la fase inicial, se puede presentar una erupción en "forma de escarapela", una mancha roja y plana o ligeramente elevada en el sitio de la picadura de la garrapata, a menudo con un área clara en el centro. Además, entre los síntomas se encuentra un cuadro parecido a la gripe (dolores musculares y en las articulaciones), además de dolor de cabeza e inflamación de las articulaciones.
El tratamiento consiste en la aplicación de antibióticos, que varían dependiendo del estado de la enfermedad, y de la edad del paciente. También se suele administrar ibuprofeno, para aliviar la inflamación.
En esta fase de la enfermedad, que puede aparecer semanas o meses después, además de los síntomas iniciales se presentan palpitaciones, bloqueo auriculoventricular, meningoencefalitis, problemas neurológicos como deterioro del lenguaje, visión borrosa, movimientos torpes, alucinaciones y parálisis facial por afectación del nervio facial.
El tratamiento es igual que el anterior, sólo que se utilizan dosis mayores y generalmente ceftriaxona para tratar esta fase de la enfermedad.
La tercera fase de la enfermedad de Lyme puede ocurrir meses, o incluso años después de la etapa inicial.
A los síntomas anteriormente mencionados se pueden agregar trastornos neurológicos más graves (confusión, trastornos del sueño, pérdidas de memoria) y complicarse en una artritis permanente, debido a las complicaciones musculoesqueléticas.
Aquí el tratamiento consiste en inyectar grandes dosis de antibióticos. En estos casos generalmente se usa penicilina o ceftriaxona para detener la infección. El pronóstico suele ser positivo, sin embargo, los síntomas de la artritis no desaparecen.
Existe suficiente evidencia que indica que la infección activa por borrelia burgdorferi es la causa de la persistencia de los síntomas en el Lyme crónico.
El Lyme si no se detecta a tiempo es posible que evolucione a su forma crónica y los afectados necesiten tratamiento antibiótico prolongado e incluso indefinido.
La enfermedad crónica ocurre cuando la infección persiste a pesar del tratamiento antibiótico. Hay mucha evidencia científica sobre el tema, cultivos y pruebas de ADN positivas que demuestran la persistencia a pesar del tratamiento antibiótico.
Si bien sin tratamiento pueden presentarse complicaciones que comprometan las articulaciones, el corazón y el sistema nervioso, la buena noticia es que diagnosticada en sus primeras etapas, la enfermedad de Lyme se puede curar con antibióticos.
El argentino que se hizo tristemente famoso por la enfermedad de Lyme
David Ostrovsky se fue en 2008 a los EEUU sin saber que ese viaje cambiaría drásticamente su vida. Había ido a Nueva Jersey invitado por una chica norteamericana que conoció en Buenos Aires y un día mientras trotaba lo picó una garrapata de ciervo.
Dado que la enfermedad no está presente en la Argentina la dilación en el diagnóstico de David facilitó el avance del mal en el cuerpo. De haberla detectado a tiempo, un tratamiento con antibióticos habría bastado.
A poco de ser picado sentía dolores de cabeza, cansancio extremo y fiebre constante. Y al regresar a la Argentina comenzó a sufrir dificultades para hablar y para movilizarse, tanto que perdió el habla y debía movilizarse en silla de ruedas. Como en el país se desconoce cómo tratar el problema, David casi que se autodiagnosticó leyendo e investigando por internet y llegó a conectarse con una clínica de Dallas, a la que fue para comenzar a recuperarse y a donde debe volver para un tratamiento de dos años.
Hoy, el joven de 33 años lleva reunidos 137 de los 477 mil dólares que necesita para viajar a los EEUU a terminar su tratamiento.
Los que quieran colaborar con David pueden hacerlo al 0810-345-3662, en la página web
o en
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