En un oficio religioso con asistencia del clero, religiosos y religiosas estadounidenses, el Pontífice reconoció que "han sufrido mucho a causa de la vergüenza provocada por tantos hermanos que han herido y escandalizado a la Iglesia en sus hijos más indefensos".
El Papa les dijo que sabe de su sufrimiento "como cuerpo presbiteral, junto con el pueblo de Dios", por esos actos, que él mismo calificó de crímenes esta misma semana en la reunión que mantuvo con los obispos estadounidenses.
"Los acompaño en este tiempo de dolor y dificultad, así como agradezco a Dios el servicio que realizan acompañando al pueblo de Dios", dijo el Santo Padre a los religiosos reunidos en la catedral neoyorquina.
Unos 6.400 sacerdotes católicos han sido acusados de abusar a menores en Estados Unidos entre 1950 y 1980, y expertos creen que el número de víctimas puede rondar los 100.000.