A última hora de anoche, la Secretaría de Hacienda, a cargo de Juan Carlos Pezoa, subió a su página de internet el resultado de las finanzas públicas correspondiente a julio. Mostró un superávit antes del pago de intereses de la deuda pública de $791,5 millones, apenas 3,1% superior al del año anterior. Mientras que el saldo financiero final fue deficitario en $1.036,4 millones. En ese caso se redujo en 11,9 por ciento.
Pero para obtener esos resultados, una vez el Gobierno debió contar con el valioso aporte de transferencias de utilidades contables, no efectivas, del Banco Central de la República Argentina por más de $9.400 millones de pesos y del ANSES por más de $4.200 millones, y en menor medida de otros organismos descentralizados, fondos fiduciarios e inclusive de la obra social de los jubilados (PAMI).
De ahí que sin ese recurso, que es financiamiento, no recaudación de impuestos o contribuciones de las empresas, el rojo real de julio se elevó a más de $13.000 millones a nivel primario, equivalente a 3,1% del PBI del mes y de $14.900 millones el final, a 3,5% del producto. Semejantes niveles significaron sendos aumentos de 53 y 42%, en comparación con un año antes, y duplicaron a la tasa real de inflación del período.
Tamaño desequilibrio de las cuentas públicas no fue un fenómeno exclusivamente de julio, sino que, por el contrario, se arrastra de modo creciente, al punto que la cifra real para los primeros siete meses del año ya superó los $174.000 millones, equivalente a 6,1% del PBI del período y a un ritmo de más de 825 millones de pesos por día.
Se trata de un desborde de las finanzas públicas singular: 75% más que en similar lapso del año anterior, cuando el rojo fiscal tenía un ritmo de 472 millones de pesos diarios.
La consecuencia de semejante exceso de gasto público respecto de la capacidad del Gobierno de recaudar impuestos, pese a que alcanzó niveles récords en términos de PBI, es una desenfrenada dependencia de la emisión sin respaldo del Banco Central. De ahí las tensiones inflacionarias, cambiarias, el estancamiento de la economía y el derrumbe del comercio exterior que mes a mes revelan los datos del Indec y de las consultoras privadas.
La estadística de Hacienda dio cuenta de que en julio los ingresos netos de transferencias al Tesoro de las denominadas rentas de propiedad (BCRA, ANSES, PAMI y otros) aumentaron 33% respecto de un año antes, más de seis puntos porcentuales que la inflación real del período, y los gastos, antes del pago de intereses crecieron 34,5 por ciento.
En el acumulado del año la brecha entre el incremento de los recursos y el de las erogaciones fue de casi seis puntos porcentuales: 33% y 39,6%. En ambos casos, superaron con creces las variaciones de ingresos y gastos que registran las economías empresarias y mucho más las de las familias.
Cabe destacar que en las bases del Presupuesto 2016 que el ministro de Economía Axel Kicillof presentó en el Congreso el 15 de septiembre último y entregó en mano al presidente de la Comisión de Presupuesto y Hacienda de la Cámara baja, diputado Roberto Feletti, se ajustó la meta de déficit fiscal para 2015 a $39.789 millones, a nivel primario y de $137.774 millones, el final.