Veinte años después, un intendente de Córdoba se ganó, a través del apoyo popular, el derecho a extender su mandato. Dos intendentes radicales lograron esa proeza con anterioridad: Ramón Bautista Mestre y Rubén Martí.
Es reconfortante analizar los resultados de las elecciones y entender que los cordobeses hemos ratificado la confianza en un Gobierno municipal con disciplina férrea para la ejecución de la obra pública, con vocación de administrar con eficacia las finanzas y con la firmeza necesaria para tomar medidas fuertes, muchas de ellas antidemagógicas.
Cuando en 2011esta gestión llegó, había un municipio sobredimensionado, abrumado de déficits en diferentes flancos, prácticamente al borde de la anarquía (el primer día de su gestión habían cortado el teléfono) y con conflictos que aún cuesta mucho esfuerzo apaciguar. En cuatro años consiguió, junto con su equipo, llevar la ciudad a la mitad de un camino de progresiva solidez institucional. Esto no significa que las situaciones conflictivas se hayan terminado. De hecho, muchos conflictos se vienen arrastrando desde siempre y han mutado en complejidad e intensidad. Vivimos tiempos de cambios profundos que requieren de capacidad de adaptación y respuesta por parte del Gobierno. Desde el primer momento, el Gobierno municipal de Ramón J. Mestre supo que se necesitarían ocho años para poder desplegar los resultados planeados.
El plan del intendente y su equipo se concentra en la provisión de más bienes públicos y en facilitar su acceso. En otras palabras, incluir cada vez más cordobeses y hacerlos beneficiarios de nueva infraestructura: cloacas, alumbrado, pavimentación y construcción de cordones cuneta, entre otras obras. Para acercar los servicios municipales a los vecinos la municipalidad se descentralizó y fue llevada a todos los rincones de la inmensa Córdoba, a través del operativo "La muni en tu barrio".
También quiero destacar la transformación que el intendente ha emprendido con la puesta en marcha de numerosos parques educativos que revolucionarán la ciudad, tomando como modelo otras ciudades desarrolladas del mundo que han cosechado excelentes resultados.
Quizá todo se resuma en la propensión de este Gobierno municipal para gestionar y ejecutar con convicción, antes de hablar sin decir nada que sume. La elocuencia de Ramón radica en la cantidad de nuevas obras y en la satisfacción de los vecinos cuando sus impuestos vuelven a mejorar su calidad de vida. Con decisión, se renovaron 700 unidades de transporte público y hoy podemos disfrutarlas (cuando las huelgas extorsivas, muchas de ellas teñidas de ambición política, lo permiten).
Nuestro intendente también ha acertado al mantener una relación cordial con el Gobierno provincial, porque siempre entendió que los cordobeses no deben ser, bajo ningún punto de vista, víctimas del fuego cruzado de las luchas partidarias, a menudo infectadas de egoísmos. Cito un fragmento del discurso que dio en el balcón de la casa radical la noche del triunfo: "Córdoba necesita que sus dirigentes políticos no se peleen, que se tomen del brazo, más allá de las diferencias partidarias y políticas". Me pareció un mensaje indicativo de una madurez política en estos tiempos en que la sociedad se encuentra innecesariamente dividida por cuestiones de ideología.
En conclusión, los próximos cuatro años serán importantes para concretar objetivos de desarrollo, para cerrar el círculo virtuoso y, al cabo de ocho años, dejar una Córdoba mucho más bella. La política significa priorizar y atender los asuntos más importantes de la ciudad. La administración pública se trata de instrumentar la política: presupuestar, priorizar, ejecutar, coordinar, controlar. Analizar costo-beneficio. Muchas veces, satisfacer necesidades de unos significa poner en espera a otros. Los recursos son cada vez más escasos y las necesidades infinitas. Por eso, es importante mantenerse firme, decir que no a la demagogia, para no dejar el municipio en llamas al próximo Gobierno y, al mismo tiempo, satisfacer a los ciudadanos. Porque lo conozco como pocas personas, sé que así lo entiende Ramón y aquellos que lo acompañamos en su gestión.
Sigamos trabajando para el crecimiento de Córdoba. Disfrutemos de la democracia que tanto nos costó conseguir. Miremos con optimismo renovado el futuro. Vienen tiempos brillantes para los cordobeses.
Diputado nacional (UCR)