El anuncio de su visita a la Argentina fue hace unos meses y se transformó rápidamente en el centro de la atención en el mundo de la historieta. Y no es para menos. Art Spiegelman es considerado por la crítica especializada como el padre del cómic "underground" y fundador de todo un género literario: la novela gráfica de no ficción para adultos. Ese mote se lo ganó cuando publicó de manera independiente su novela autobiográfica Maus (1980-1991), un relato que tiene como protagonista a su padre polaco, Vladek Spiegelman, víctima y sobreviviente de los tormentos del campo de concentración de Auschwitz en tiempos de la Alemania nazi.
Art vino al país para participar en calidad de artista ilustre de la tercera edición de Comicópolis, el festival internacional de la historieta que se desarrolla del 17 al 20 de septiembre en Tecnópolis. El jueves pasado, en una conferencia de prensa que duró cerca de 50 minutos, Spiegelman se refirió sobre las perspectivas del cómic, sus alcances estéticos, sociales y políticos, y habló de Wordless!, la "orquestación visual" que junto al saxofonista de jazz Phillip Johnston ofrecerá este domingo a las 16 en el microestadio del predio ferial. El espectáculo se trata de una suerte de vodevil audiovisual en el que se homenajea al universo de la historieta y cómo éste fue ganándose la mención de noveno arte.
En esa particular historia, Spiegelman sabe que es una voz de autoridad por el quiebre fundacional y reconocimiento mundial que provocó Maus, el único cómic que ganó el prestioso premio Pulitzer. "Me siento como Moisés que prometió a todos llevarlos a la tierra prometida pero no se le permitió entrar en ella", bromeó en varias oportunidades sobre el impacto que generó la novela en el género.
"Siempre pensé que Maus iba a ser leído póstumamente", confesó el dibujante. "No intentaba inventar un género, pero tampoco veía motivos para que la historieta fuera sólo semipornográfica o semianalfabeta. Aunque no tengo nada en contra de ello, quería que mi material fuera revisitado y generara nuevas lecturas".
Si bien Maus abrió el camino para "que otros accedieran a esta forma de relato", el novelista publicó pocos libros e historietas por fuera de las páginas del New York Times, Playboy, Village Voice y The New Yorker, medios donde trabajó. Entre su bibliografía se cuenta el breve Prisionero del Planeta Infierno (1972), tira autobiográfica sobre la muerte de su madre, La fiesta salvaje (1995), Abranmé... Soy un perro! (1997) y Sin la sombra de las Torres (2004), un testimonio y crítica a la administración de George Bush sobre el atentado terrorista a las Torres Gemelas en 2001.
Entre sus aportes al campo, Spiegelman inspiró al cómic alternativo. Publicó en dos tomos su historieta sobre el Holocausto a través de RAW, un sello editorial propio e independiente. Tras el éxito, muchos artistas quisieron replicar la experiencia y así fue cómo allanó el terreno a la corriente underground, la contracara del mainstream dominado por los superhéroes.
Es esa perspectiva distinta la que hoy continúa abrazando Spiegelman y de la cual se mostró optimista. "Es cierto que a veces pienso 'uy, no, otro libro sobre una niñez desgraciada, o sobre enfermos o conflictos mundiales', pero la verdad es que algunos de ellos son maravillosos", opinó. Y aunque destacó que las tiras cómicas tienen un "lenguaje muy rico que no está agotado", cuestionó que gran parte de ellas se rijan por la lógica del mercado.
"El problema es la cultura comercial, no hay razón para tener X-Men 5, 6, 8 y 20. Es el capitalismo el que incentiva la repetición hasta no dejar nada. No se trata del medio en sí, si no cómo la cultura abusa del medio. Me interesan las historietas que rompen tabúes, las que lidian con aspectos sensibles de la historia y con hechos contemporáneos. Una vez un profesor me dijo que arte era todo lo que permitía salirte con la tuya. Mi definición de arte es todo lo que le da forma a los pensamientos y sentimientos para compartirlos con otros, una ventana asombrosa para espiar en ellos", opinó el dibujante de Nueva York.
Charlie Hebdo o la historieta como lenguaje subversivo
Junto a Spiegelman, otra de las presencias de lujo en la muestra en Tecnópolis y que participó de la conferencia de prensa es la del dibujante francés Willem, uno de los sobrevivientes del ataque a la revista Charlie Hebdo, en la que murieron 12 personas como represalia a las caricaturas satíricas sobre el islam y el terrorismo. Con el debate reinstalado acerca de los límites de los chistes- el semanario hizo una parodia sobre los refugiados y volvió a desatar la polémica-, el autor de Maus defendió que las tiras cómicas puedan usarse "para cualquier cosa".
"Los cómics son un medio. En particular me gusta esa cosa subversiva que tiene. Maus fue bastante shockeante en su momento al hablar del Holocausto con gatos y ratones", subrayó, por lo elogió la capacidad "vertiginosa" que tiene el lenguaje del cómic para "poner nerviosa rápidamente a la gente". En este sentido, atribuyó su potencial debido a la estructura de la mente humana, que opera "estúpidamente, como el cerebro de las lagartijas".
"Los signos visuales son muy simples e intensos: un bebé puede reconocer una carita feliz amarilla (smiley) antes de que podamos reconocer otro tipo de sonrisas. Es por eso que podemos entender el lenguaje de la historieta porque funciona con estereotipos", explicó.
Por lo tanto, concluyó la imagen de Mahoma que parodió el semanario francés "no buscaba divertirse con él u ofenderlo, sino dar cuenta de lo que pasa cuando una religión es utilizada por el radicalismo político". "Charlie Hebdo se metió en problemas porque trató de comunicar algo que precisaba ser decodificado. Pero si se lo mostraba con palabras lo único que iba lograr era que le lancen una fatwa (prohibición islámica)".
"Se puede decir lo indecible, pero no se puede dibujar lo indibujable. En cuanto un dibujo está en el papel, llega a tu cerebro antes de que pestañees y explota", argumentó.
Wordless! para todos
Mañana, Spiegelman se calzará en Tecnópolis el traje de teórico y le dará rienda suelta a lo que considera uno de sus hobbies: el estudio de la estética y la historia del cómic. Wordless! surgió cuando el ilustrador neoyorkino cayó en la cuenta que en sus conferencias magistrales tradicionales sobre el universo de la historieta "le quedaba mucho material fuera". "No podía ir a una universidad, decirle a la gente "lean estos veinte libros y nos vemos en una semana. Entonces fue cuando busqué un modo de mostrarlos", explicó.
El espectáculo consiste en 15 secuencias visuales sobre el devenir de la historieta, que arranca desde finales del siglo XIX hasta la actualidad. Cada etapa de esa rica vida son acompañadas por 15 composiciones musicales, elaboradas especialmente para la ocasión por el jazzista Johnston. Los estilos de las piezas son diversos y abarcan desde el género de Charlie Parker a la música clásica, el blues y el tango, entre otros.
Johnston, que estuvo presente en la rueda de prensa, indicó que "fue necesario inventar un pequeño arte". "El resultado fue una especie de conferencia, como un stand up intelectual, y una serie de secuencias semianimadas que se asemejan a una película muda", precisó.
"La música, como las imágenes, te ayuda a entender con rapidez y precisión a comunicar una idea", secundó Spiegelman. "Es como cuando Miles Davis dice 'escuchen y luego les cuento quién es Charles Mingus", ejemplificó, y prometió: "No se asusten, será muy entretenido".