Los últimos días de 1967 encontraron a Eduardo Frei Montalva preocupado. Muy preocupado. El espíritu navideño que invadía al resto de los chilenos a él lo hallaba con la cabeza en otro lado. El presidente de Chile entre 1964 y 1970 creía que en cualquier momento podía desatarse una guerra abierta con la Argentina, el país con el que compartía miles de kilómetros de frontera, siempre conflictivas.
Frei estaba convencido de que esta vez la sangre se derramaría. Es que a diferencia a lo ocurrido dos años antes cuando había estallado el conflicto por la Laguna del Desierto, en la Argentina ya no estaba Arturo Illia y gobernaba el general Juan Carlos Onganía –luego de un golpe de Estado–, quien se mostraba inflexible en la discusión limítrofe por el Cabo de Hornos.
Fue por eso que el 21 de diciembre, Frei se acercó a los Estados Unidos para que intervinieran en el conflicto bilateral. Lo reveló uno de los miles de partes secretos que la Agencia Central de Inteligencia (CIA) desclasificó recientemente. Estos documentos comprenden casi una década: entre 1961 y 1969. El que sacó a la luz el temor del presidente chileno lleva fecha del 22 de diciembre.
"El presidente Frei ha pedido la ayuda de los Estados Unidos para persuadir a la Argentina de que acepte el arbitraje de una vieja disputa territorial entre ambos países", comienza el parte top secret de la CIA que ese 22 de diciembre por la mañana fue leído por el demócrata Lyndon B. Johnson. "La discusión sobre los derechos navegables cerca del canal del Cabo de Hornos ha estallado de nuevo. Frei cree que podría resultar en un conflicto armado a menos que sea haga algo para mantener la paz rápido". Así concluye el párrafo de ese documento histórico, en el cual también se hace referencia a la "China comunista", a Cuba, Yemen y un reporte extenso sobre la Guerra de Vietnam.
El mundo vivía una plena Guerra Fría. Y la región latinoamericana no estaba ajena a esta polarización. Pero los gobiernos de Chile y Argentina vivían su propio conflicto, acompañado de una "carrera armamentística" que también llamaba la atención de la CIA.
Bajo el título "América Latina", la agencia le dedicó varias líneas a la "carrera armamentística". "Hablar de una 'carrera armamentística' comienza aparentemente cuando Chile anunció su compra de 21 Hawker Hunter británicos después de conocer que la Argentina estaba comprando 25 A-U a los Estados Unidos. Ambos acuerdos se realizaron durante meses. Perú también ha estado comprando más modernas naves".
Pero pasado el temor de Frei, la compra de material bélico continuó a un ritmo pocas veces visto. El 21 de diciembre de 1968 el documento indica que la Armada Argentina se había embarcado en un programa de "expansión y modernización".
"Argentina comprará cazas Mirage III supersónicos de Francia, que serán entregados en 1970. El último año Perú compró una versión menos avanzada de Mirage. Al tiempo que Argentina y Perú mejoran su poderío aéreo, Chile ha mostrado nuevo interés en mejorar el suyo", señala el parte que llegó a la Casa Blanca el 13 de noviembre de 1968.