Día Mundial del Linfoma: cada 90 segundos se diagnostica un caso en el mundo

Es el tipo de cáncer con más incidencia en jóvenes y la tercera causa de muerte por cáncer en niños. Hay 200 mil muertes al año por esa enfermedad. Qué hacer

El linfoma es el tercer tipo de cáncer más frecuente en menores de 15 años Shutterstock 162

Se trata de la forma más común de cáncer de sangre, un tipo de neoplasia hematológica que se manifiesta en órganos del sistema linfático. Junto con la leucemia y el mieloma representan la quinta causa de muerte por cáncer en el mundo.

Los hay de dos grandes categorías: de Hodgkin y no-Hodgkin y los fríos números indican que producen 200 mil muertes al año en todo el mundo y que cada minuto y medio una persona recibe el diagnóstico.

Y pese a que se sabe que a quienes se lo detectan en un estadio temprano tienen 70% de probabilidad de supervivencia a cinco años, poco se conoce del tema.

Por algo del orden de "ojos que no ven corazón que no siente", muchas veces nos negamos a saber sobre determinadas cuestiones. Y el linfoma es una de ellas. Mejor no saber, podrán creer algunos, que existe una enfermedad que es la tercera causa de muerte por cáncer en niños.

Así, según dos encuestas internacionales realizadas recientemente, existe un amplio desconocimiento en la población acerca del linfoma, la forma más común de cáncer de la sangre. Por un lado, un sondeo del cual participaron 69 países (incluida la Argentina) reveló que apenas 18% de los pacientes argentinos y 27% de los pacientes en el mundo sabían qué era el linfoma antes de ser diagnosticado. Por el otro, en cinco países de Europa una de cada tres personas ignoraba que se trata de un tipo de cáncer. Los datos fueron difundidos con motivo del Día Mundial de Concientización sobre Linfoma, que se conmemora cada 15 de septiembre.

"Junto con la leucemia y el mieloma, los linfomas representan la quinta causa de muerte por cáncer en el mundo"

Los linfomas son un tipo de neoplasia hematológica que se manifiesta en órganos del sistema linfático. Junto con la leucemia y el mieloma representan la quinta causa de muerte por cáncer en el mundo. Existen fundamentalmente dos grandes categorías de linfomas: linfoma de Hodgkin y linfoma no-Hodgkin (LNH), la forma más frecuente (afecta a cuatro de cada cinco pacientes con linfoma).

Con el objetivo de conocer a fondo la situación de los pacientes para delinear futuras acciones, la ONG Linfomas Argentina participó en 2014 de una encuesta global de la Lymphoma Coalition, red mundial de grupos de pacientes con Linfoma. Argentina fue uno de los países con mayor participación en el relevamiento: 311 respuestas (9% del total global de 3.500), de las cuales el 63% correspondieron a pacientes con linfoma.

Los resultados revelaron que sólo uno de cada cinco pacientes entrevistados había sospechado la enfermedad antes del diagnóstico, menos que el promedio global. "Es el primer cáncer en incidencia en jóvenes y la tercera causa de muerte por cáncer en niños", reveló Haydée González, presidente de la asociación de pacientes Linfomas Argentina. Conocer los síntomas es fundamental para un pronóstico más favorable; los pacientes que se detectan en un estadio temprano tienen 70% de probabilidad de supervivencia a 5 años, en comparación con 58% de los pacientes en estadio avanzado. El estudio también señaló que los tres síntomas más prevalentes exhibidos por los pacientes antes de su diagnóstico fueron ganglios inflamados (18%), fatiga (14%) y sudoración nocturna (15%). Sin embargo, "después de haber realizado una encuesta vimos que aproximadamente el 75% de los diagnosticados no conocía los síntomas, y esto pasa en todo el mundo", comentó.

El desconocimiento sobre la enfermedad y sus síntomas se replica a nivel global. Los resultados del otro relevamiento, realizado por TNS para Roche en cinco países de Europa (Alemania, España, Francia, Italia y Reino Unido) con más de 5 mil participantes, fueron similares: 32% de las personas ignoraban que el linfoma era un tipo de cáncer, y 79% de los consultados no sabían que el linfoma no-Hodgkin era la forma más común de linfoma en el mundo. Menos de la mitad de los encuestados pudo identificar correctamente los síntomas de LNH, incluyendo hinchazón en el cuello, axilas e ingle, fiebre y pérdida de peso sin causa aparente.

En este sentido, González remarcó la importancia de "llevar adelante campañas de concientización sobre los síntomas", algo que, según hizo saber, vienen haciendo las ONGs por su cuenta, "ya que es el tercer tipo de cáncer más frecuente en menores de 15 años, aunque el Instituto Nacional del Cáncer (INC) no la incluye en sus esfuerzos de comunicación", señaló.

Sobre tratamientos y perspectivas

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Por un lado, la población desconoce la existencia y los síntomas de esta enfermedad; por el otro, se desconoce la cantidad de afectados. La doctora Virginia Prates, coordinadora de Oncohematología y subjefa de la Unidad de Trasplante de Médula del Hospital Italiano de La Plata, afirmó que "desafortunadamente no tenemos datos oficiales de incidencia en nuestro país, sólo datos aislados de instituciones. La Sociedad Argentina de Hematología está trabajando activamente con el Registro Argentino de Enfermedades Hematológicas (RAEH)".

La especialista, quien es además asesora médica y vocal de la Comisión Directiva de Linfomas Argentina, explicó: "Justamente los registros permiten conocer datos de incidencia y prevalencia que ayudarían a establecer o tomar conductas sanitarias apropiadas, optimizar los recursos de diagnóstico y tratamiento, entre otras cosas. Además de saber si en nuestro país ocurre algo diferente al resto del mundo. De hecho en algunos países como en Japón hay mayor incidencia de Linfomas T".

Con respecto a cómo afecta esta enfermedad a nivel físico, los pacientes argentinos con linfoma reportaron síntomas como: pérdida de cabello (43%), fatiga (43%), debilidad muscular (35%), articulaciones dolorosas (33%), náuseas y vómitos (31%), y cambios en el gusto y el olfato (30%). En lo que hace a impacto emocional, los principales problemas fueron: preocupación sobre cambios en el modo de relacionarse con otros (48%), sobre cambios en la imagen corporal (34%), pérdida de la autoestima (21%), aislamiento (21%) y depresión (21%).

En materia de control de la enfermedad, en las últimas décadas se produjeron grandes avances gracias al descubrimiento de cambios moleculares. De la mano de la biotecnología, estos hallazgos permitieron desarrollar terapias dirigidas que atacan selectivamente a las células tumorales. Un ejemplo de ello es rituximab, un anticuerpo monoclonal específico para el tratamiento de pacientes con linfoma no-Hodgkin CD20-positivo. Este fármaco revolucionó hace 18 años el tratamiento de los tumores hematológicos, logrando significativos resultados. Recientemente se lanzó una nueva forma de administración de rituximab: por vía subcutánea, que permite reducir el tiempo que el paciente permanece en el sillón de infusión y en el hospital, lo cual optimiza los recursos y reduce las listas de espera. A diferencia de la infusión intravenosa tradicional, cuya administración dura aproximadamente 2,5 horas, la nueva formulación se aplica en apenas 5 minutos.

También se desarrolló como inmunoterapia para el cáncer a obinutuzumab (aún no disponible en la Argentina), cuyo mecanismo de acción innovador estimula a las células inmunitarias del organismo a atacar a las células cancerosas. La droga se adhiere a la célula maligna 'marcándola' para que el sistema inmunitario la destruya, y además puede inducir la muerte celular de manera directa. Esta molécula es la primera obtenida por glicoingeniería, que optimiza la unión entre el anticuerpo y las células inmunitarias, y señala un futuro promisorio dentro del área donde se están produciendo grandes avances para el tratamiento del cáncer: la inmunoterapia.

"Afortunadamente, en los últimos años observamos que nuevas terapias mejoran significativamente la sobrevida de los pacientes con linfomas. Hace más de una década con los anticuerpos monoclonales y en este último tiempo drogas que modifican los mecanismos que producen estas enfermedades", afirmó Prates. "Somos testigos de un cambio rotundo en los tratamientos con drogas de blanco molecular que no sólo tienen mejores resultados sino que no tienen ninguno de los efectos adversos de la quimioterapia. Probablemente seamos testigos en los años venideros de novedosos tratamientos con mínimas complicaciones que además de curar a más pacientes les ocasionen menos complicaciones relacionadas al tratamiento", concluyó.